El Evento De Fama #6

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Estaba en mi casa, en viernes, sola, veía y disfrutaba de una serie animada japonesa

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Estaba en mi casa, en viernes, sola, veía y disfrutaba de una serie animada japonesa. Amaba esas cosas, estar recostada en el sillón con comida chatarra lo hacía mucho mejor. Además me sentía bien porque desde que entré a tercero había hablado más con Jabari, fue interesante conocer su pasado con esa chica, aunque se ve que era horrible por ignorarlo cuando ella se fue de la ciudad.

Lo mejor de no tener nadie con quien salir nunca es que tienes mucho tiempo para estas cosas, además la tarea puede esperar.

—Yulieth Rivay, levántate de ese sillón.

Excepto cuando oyes la voz de tu madre gritando, pidiendo que deje de no hacer nada. Rayos, a veces olvido que mi madre sale temprano del trabajo los fines de semana. Me levanté y empecé a recoger las cosas del suelo, mi rutina diaria se interrumpió.

—¿Sí, mamá?

—Lamento interrumpir, sin embargo, necesito que te bañes y te arregles —¿bañarme?, ¿para qué? —. El día de hoy tendré una fiesta de trabajo. La revista de Gante quiere contratarme, necesito que me acompañes porque ellos aman a sus clientes que van con sus hijos. Será bueno que me vean con una hija.

—¿Tendré que hablar con ellos?

—Claro que no —contestó mi mamá, lo cual me calmó—, solamente estarás en la sección de niños junto con los otros hijos de trabajadores.

Vaya, no puedo creerlo, niños. En ese momento abrí más los ojos y negué con la cabeza, sabía lo que planeaba, quería que yo conviviera con niños. Mi madre ignoró mis movimientos de cabeza y subió a su habitación; hasta me tengo que bañar.

Bueno ahora que lo pienso debe de haber más tipos de mi edad, ¿no? Esperen un segundo... de Gante es el apellido de Jabari. Sé que sus papás trabajan ahí, pero no sé si ese chico vaya.

Terminé de bañarme y me puse un vestido, aunque los odiaba. Eventos formales, mi madre nunca me lleva. Eso está bien porque ella siempre es el centro de atención, mientras yo lo odio.
Cuando ella bajó de su habitación, caminamos hacia el auto que había rentado mi madre, ella llevaba un vestido negro que se veía genial; yo parecía un costal de papas y mis zapatos me apretaban.

Llegamos al evento, se realizaba en los edificios "letras rueda", unos edificios donde trabajaban todos los editores de revistas, libros, antologías, etc. Era un lugar realmente espeluznante donde nunca me gustaría estar, aunque lastimosamente, aquí estoy.
Cada paso que di me hizo sentir incómoda, todos estaban mirándome, sus ojos estaban puestos en mí diciendo entre susurros "esa niña no debería estar aquí".

Mi madre pasó al salón donde todos los adultos estaban, solo estuve ahí unos minutos mientras mi mamá me presentaba. Las primeras palabras que oí fueron "ya estás muy grande Yulieth".

Mi madre llevaba trabajando aquí desde que nací. Aquí conoció al señor Fujiya, el papá de los gemelos.

Nunca me presentó a los señores de Gante, solo pude verlos de lejos. Mostraban respeto y gracia, eso me explicó por qué Jabari es así.

Caminé entre los niños mínimo siete años menor que yo. Era horrible, si esos niños me veían seguro me harían algo. Los niños son lo peor. Caminé sin rumbo fijo hasta que choqué con alguien de mi estatura.

—Lo- lo siento —mencioné a la persona delante de mí.

—Yulieth, que agradable sorpresa, no pensé verte aquí.

—Ni yo...

Le dije a Jabari quién vestía un traje gris y estaba peinado como si su mamá lo hubiera hecho. Es raro, sabía que él estaría aquí, pero aun así me sorprende.

De repente, una señora con el cabello despeinado, con ojeras hasta las mejillas y que realmente se veía cansada se acercó a mí con un libro para niños.

—¡Qué bien! Alguien que no necesita que le cambien los pañales. Necesito orinar, así que como no traigo pañal, deberías leer tú —la señora me dio un libro—. Agradezco tu ayuda.

La sala en la que estábamos era como un patio de juegos, había juguetes, tapetes, videojuegos y una mesa con pizza. Claro, ella era la niñera. ¿Por qué debía leer! No puede ser.

—Yulieth, eso es fantástico. Leerás a unos niños.

Jabari rio cuando pasó eso, era un sarcástico y disfrutó burlarse. Para apenas conocerlo era muy confiado.

—No puedo hacerlo —le dije a Jabari mientras nos acercamos a la zona de lectura—. Los niños se burlarán de mí.

—Yulieth, son niños, tal vez si muerden; pero no son como los adultos.

Miré a Jabari con bastante inseguridad, de verdad no quería hacerlo, empecé a temblar un poco, creo que me daría diarrea.

—Yulieth, sé que te cuesta hacer amigos...

Lo interrumpí.

—No me cuesta, simplemente elijo estar sola.

—No trates de justificarte, una cosa es elegir estar sola y otra que el miedo lo haga por ti.

Callé y miré asombrada a Jabari, por su cara se veía que no era la primera vez que estaba en una reunión así, creo que a eso se refería mi madre con "los de Gante son muy familiares". Mientras Jabari de niño jugaba con otros niños en el tobogán a mí me volteaban a ver diciendo que ya no había espacio, por lo que tenía que bajar del juego.

Jabari se acercó a mí e hizo que me sentara en una silla donde se supone que les leería. Varios niños se sentaron alrededor de mi silla. Me miraron fijamente esperando que hiciera algo. No estoy lista para esto, no, no estoy lista. Estuve a punto de llorar cuando de la nada Jabari abrió el libro aun estando en mis manos y empezó a hablar.

—Había hace una vez, en un castillo muy lejano, una princesa que tenía prohibido salir...

Jabari volteo a verme con una sonrisa y susurró a mi oído.

—Este tipo de miedos no tienen por qué afrontarse solos. No te dejaré sola, lo prometo.

Sonreí aliviada, el comentario de Jabari me hizo sentir bien.

—E-en el re-reino vecino, había un príncipe muy lindo y caballeroso que siempre estaba sonriendo —Jabari me susurró que lo narrara más fuerte, eso hice—. Un día caminando todos los días por su reino...

Jabari me dio una sonrisa alentadora y siguió leyendo conmigo. No puedo creerlo, yo estaba leyendo en voz alta a un grupo de personas, no importó que fueran niños. Nunca había hecho algo así, sentí calma al ver que los niños prestaban atención a la lectura.

Todo gracias a Jabari, definitivamente se lo debía a él. Cuando terminamos la niñera se acercó a nosotros y nos lo agradeció. Jabari y yo caminamos hacia un rincón donde había una mesa con pizza, que claramente iba a comerme.

—Vaya, gracias Jabari. —Le dije al chico que también tomó un poco de pizza.

—¿Por qué? —preguntó Jabari sonriendo.

—Yo... nunca hubiese hecho algo así, se sintió bien.

—Está bien Yulieth, estoy acostumbrado a este tipo de cosas.

Él se acercó y se puso a mi lado, para seguir hablando conmigo. Es lindo tener a Jabari como mi amigo, creo que tiene razón, yo no elegí estar sola.

Cuando volví a casa, mi mamá estaba feliz porque su negocio con los papás de Jabari había salido bien. Algo que aún no puedo creer es que también la pasé muy bien. 

Efímera ApuestaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora