Jabari y Danney #5

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Me lavé las manos después de ir al baño, sin embargo, no contaba con encontrarme a Andrés; me abrazó fingiendo que no me había visto desde hace mucho, aunque solo pasaron unas horas

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Me lavé las manos después de ir al baño, sin embargo, no contaba con encontrarme a Andrés; me abrazó fingiendo que no me había visto desde hace mucho, aunque solo pasaron unas horas.

Yo no entré a clases desde la mañana, me las salté porque me deprimí al pensar lo de Danney.

Es extraño, ¿es idea mía o he halagado más a Yulieth de lo normal? Esto es raro, me confunde mi actitud con ella, en especial ahora que lo compararon con Danney. ¿Yulieth tiene algo que me recuerda a ella? No, que tontería, ellas son polos opuestos.

Miré a Andrés cuando me soltó del abrazo, se veía muy feliz.

—No creo que este sea el mejor lugar para abrazarme —le dije alejándome de él un paso.

—Perdón Jabari, pero es que tenerte en clases diferentes es horrible. Creo que moriré por ello.

No pude evitar reírme, Andrés siempre era así. Aunque la risa no me hizo olvidar lo confundido que estaba por Danney y Yulieth. No puedo creerlo, yo pensé que ya la había olvidado. Por suerte mi amigo se dio cuenta de eso.

—Oh..., aún te sientes mal. No te preocupes, sabes que eso de molestarte solo era broma.

—Sí, lo sé —hablé con una sonrisa.

—Bueno tengo que irme porque César, Yulieth y yo estamos limpiando la biblioteca. Tú igual debes irte —me dijo Andrés dando media vuelta.

—Sí, te veo luego —contesté observando cómo se iba, ese niño era tierno.

Me hizo recordar otra cosa importante de cuando estuve con la pelirroja. Cuando terminé con Danney me propuse retarme a mi mismo a hablarle a chicas lindas; incluso algunas que solían ser malas conmigo.

Sin importar que tuvieran el título de novia, no me importó la mayoría de las veces, de todas maneras siempre terminó igual, me aburría o ellas de mí. No me creo malvado por eso, ellas aceptaban al final y debo admitir que me divertía.

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Todo empezó hace dos años...

—Sabes que te amo Jabari —dijo Danney abrazándome.

Su cara estaba roja, su mirada mostró nostalgia y tristeza, yo estaba llorando porque ella se iba de la ciudad.

—Yo no quiero dejarte —contesté con el corazón roto.

—Yo tampoco, pero tengo que hacerlo porque el nuevo trabajo de mi padre es importante. Cuídate, ¿sí?

Danney se puso de puntas para darme un último beso en la boca, después se fue corriendo al coche de su padre. No pude evitar llorar, ella terminó todo ahí y no quería que me metiera en su vida otra vez en la nueva ciudad. Para mi suerte antes de seguir con mi tristeza, vi a Andrés y César detrás de mí.

Efímera ApuestaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora