Una apuesta hará que Yulieth y Jabari se conozcan; un popular de secundaria y la niña otaku de la escuela. Gracias a esto comenzará el inicio de todas las historias. Para que una larva se convierta en Mariposa necesita una metamorfosis que le regala...
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No puedo creer que me esté preocupando mucho por Jabari.
Tengo razones para hacerlo, él a pesar de ser un poco inquieto, no faltaba a clases desde que sus papás lo castigaron después de la obra. Ansiosa por esperar a que llegara empecé a mirar con atención las ventanas, ¿por qué no llegaba? Mi momento de calma llegó cuando él apareció detrás de mí tocando mi hombro con delicadeza.
—¿Dónde estabas? —pregunté angustiada.
—Lo siento, estaba ocupado con César terminando unos ejercicios de la clase de deporte —me dijo exhausto, se ve que había corrido hasta aquí.
Sonreí aliviada de oír que estaba bien, él igual sonrió al verme. Fue una muy tierna mirada, que por alguna razón me confunde. No entiendo, quizá ahora que terminó todo lo de la apuesta, estos sentimientos que sentía por él, de querer estar siempre con él, jugar con él, querer abrazarlo además de los constantes celos que sentía cuando otra chica se le acercaba con intenciones tiernas solo significaba una cosa. Él ahora era uno de mis mejores amigos.
Al menos eso espero, porque también se puede significar otra cosa, ¿no?
—Por cierto, Jabari. Quería invitarte a un picnic saliendo de la escuela —le dije ya más tranquila de que estuviera a mi lado.
Nosotros hacíamos como si prestáramos atención a la profesora quien comenzó a explicar cómo hacer galletas con chispas de chocolate. Jabari mientras me escuchaba sacaba en nuestro espacio de cocina los ingredientes para hacer el postre.
—Mi hermosa Yuli, estaré encantado —Jabari pensó con una cara confundida antes de seguir hablando— ¿Quién más irá? o ¿solamente seremos tú y yo?
¿De dónde sacará ideas tan locas?, obviamente no seriamos solo los dos.
—Invité a Andrés y César —él me miró esperando que dijera más nombres—, no te burles de mí, sabes que no soy buena socializando —él me sonrió con burla, tenía una linda sonrisa—. También León y Sabina, el picnic es de ellos.
—Entonces nos vemos en el parque —dijo Jabari comenzando a preparar la masa de las galletas.
Esto era raro, Jabari era más alegre que esto. ¿Acaso estaba enojado conmigo?
—¡Genial!, entonces... allá te veo —si la sonrisa de Jabari no estaba, algo pasaba—Jabari, ¿te sientes bien?
—Yulieth, necesito decirte algo muy importante.
¿Qué otro secreto me guardaba?
— Yuli, la verdad es que yo... —en ese momento la maestra se acercó a nosotros interrumpiendo a Jabari para revisar la mezcla.
—¡Muy bien chicos!, de Gante, por favor nunca te alejes de la cocina.
Eso rompió el ambiente, nuevamente no me dijo nada.
