Una apuesta hará que Yulieth y Jabari se conozcan; un popular de secundaria y la niña otaku de la escuela. Gracias a esto comenzará el inicio de todas las historias. Para que una larva se convierta en Mariposa necesita una metamorfosis que le regala...
Les dejo esta canción para que se imagen un poco el rumbo de la historia, si vinieron de las promociones pues como lo dije, es como un manga shoujo.
Gracias por llegar hasta aquí.
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Solo faltaban treinta minutos para entrar a clases y comenzar el nuevo ciclo escolar, por eso Jabari, es decir yo; el increíble chico guapo, adorable, ¡lindo! He decidido tener novia este año, de nuevo. Es lo mejor de la secundaria, debo admitir que es extraño, pero me encanta cuando beso a una chica, las mujeres son hermosas.
—¿Qué tal esa chica? —preguntó César con aburrimiento.
—No, ella no me llama tanto la atención.
Aunque admito que a veces no sé por qué lo hago, creo que el conseguir novia se volvió una obsesión para no verme solo. La última chica que me importó me terminó hace un año, pero me he dado cuenta de que hay más chicas; y más en esta etapa de secundaria.
¿Qué? Ya no estoy dolido, solo era un dato curioso. Tener varias novias seguidas una tras otra es completamente normal en secundaria, y reafirmarlo varias veces hasta que suene creíble también es normal.
—Sigo creyendo que podrías ir e invitarlas a salir sin tener que retarte a ti mismo a gustarles, pero creo que la chica de por allá te puede gustar —señaló Andrés a una niña muy adorable de cabellos lacios negros—. Estoy seguro de que es nueva.
—Esa chica no es la más hermosa con la que he coqueteado, pero tampoco la peor. Me gusta.
Una vez dije eso me alejé de mis dos mejores amigos y comencé a acercarme a la chica. Ella miró a su alrededor para buscar un lugar solitario en el patio de la escuela, tal vez para estar tranquila y esperar a sus amigos.
¿Saben?, para acercarse a alguien se necesita mucha seguridad, un tema de conversación, y buena apariencia. Debería escribir un libro de cómo conquistar mujeres en diez pasos por Jabari de Gante.
—Jamás había visto una estrella tan hermosa como tú —le dije a la niña encantadora una vez que llegué a pararme enfrente suyo.
—¿Gracias? —contestó de manera repulsiva como si le desagradara y sin darme importancia.
Cuando dije eso me miró asqueada, después se sentó en unas escaleras escondidas entre los salones para sacar de su mochila una revista difícil de reconocer; yo no me rendí y seguí tratando de hablar con ella. La chica solo asentía con la cabeza como si estuviera afirmando algo, creo que le incomodó mi presencia. Así que en ese momento me di cuenta de que lo tenía todo, menos un buen tema de conversación.
