Tom.
Sería castigado si mintiera diciendo que cuando pude ver a Moa en el cementerio no sentí nervios, pero al contrario de lo que en un principio creí que sería un día en el que terminaría siendo ofendido fue todo lo contario. Pude mejorar mi relación con Moa aunque sea un poco pues ahora éramos amigos.
La tensión que había entre nosotros ya no era tan palpable lo que me daba esperanzas de estar en buenos términos con ella aunque habría que mencionar que desde que fui a dejarla a su hogar los días que le siguieron fueron tranquilos y agradables aunque no pasó desapercibido su proceso de desintoxicación para mí hasta antes de que ella volviera a comprar pastillas.
Cuando regresé a mi hogar después de esa tarde noche en la que llevé a casa a Moa, me senté en el sofá de mi hogar con mis manos sosteniendo la botella de Codeina mientras dejaba que mi preocupación me abarcara y mortificara mi presencia.
Por un momento en mi mente pasó la idea de informarle a Emma pero no podía hacerlo, Emma era como la madre de todos en nuestro grupo de amigos lo que haría que ella se preocupara y le dijera a Robert o Daniel y sin duda, sería un problema.
Tal vez era raro pero para ser realistas y sincero me sentí bien de saber que al menos en aquel día, como acostumbraba a visitar a Constance, pude encontrarla y ser claro con ella teniendo una oportunidad para estar con ella, no como su pareja pero si como su amigo, esa era mi oportunidad al parecer y estaba bien.
El amor se presentaba de diversas formas.
Lo supe cuando leía la etiqueta de Codeina dandome cuenta de que tal vez, todo empezó por la partida de Robert, siendo Robert quien demostró su amor por Moa yéndose.
Justo ahora, al día siguiente de ese peculiar encuentro en el cementerio manejaba con calma hacia mi destino escuchando solamente un jadeo constante de parte de mi copiloto, Willow miraba entusiasmada por la ventana la ciudad, las calles que transitaba para poder llegar a mi destino, bastaron unos minutos más tarde para que entrara al lugar que conocía perfectamente desde haces meses manejando para buscar un lugar libre en donde poder aparcarme abriendome paso entre las personas que entraban a la par conmigo pero caminando.
Aparqué mi auto para bajarme primero y después abrirle la puerta a Willow dejando que esta sin correa bajara por el momento y brincara feliz, yo me encargué de bajar de la parte trasera unas cuantas cosas como mi bolso y demás.— Bien... —Susurré para mí mientras que atravesaba mi mano en el aro de la correa, el otro extremo lo tomé quitando el seguro del gancho.— Willow. —Alcé mi mirada para buscarla sintiendo un poco de pánico al no notarla.— Willow. —Volví a llamarla.
— ¡Aquí! —Una voz que evidentemente no era de mi cachorra habló en la lejanía haciendome a mi voltearme rápido para encontrarme con Moa.
La morena yacía sobre el concreto del suelo, sentada, tal parecía que había caído, Willow saltaba de un lado a otro batiendo su cola y soltando unos cuantos lloriqueos de emoción, lamia con tanta desesperación el rostro de la morena la cual trataba de evitar exactamente eso, que la besara entre risas.
Mi cachorra había dejado de ver a Moa desde exactamente dos años, ella la extrañaba pues después de todo Armstrong solía consentirla y mimarla demasiado, ella fue quien le regaló su peluche favorito.— ¡Willow!—La llamé acercandome a pasos apresurados.
Moa con cuidado y entre sus risas trataba de inmovilizar a ese manojo de cuatro patas consiguiendolo justo cuando yo llegué.
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Detrás de la cámara. © [Tom Felton]
FanfictionMagdala O. Armstrong "Moa" siempre ha estado enamorada de su amigo Tom Felton desde que tiene memoria pero el miedo al amor y a su rechazo la ha llevado a admirarlo detrás de una cámara, pues sabe que él está enamorado de alguien más, obligándose a...