Capítulo treinta y nueve | FINAL.

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27 de Diciembre del 2015.

Moa.

En mi mente recordaba mi celebración de hace apenas unos cuantos días, 24 de Diciembre en la casa de los Pattinson rodeada de la familia que al igual que yo a ellos, me apreciaban, todos habían sido sumamente amables conmigo y no es que no lo fueran con anterioridad, al contrario, buscaron hacerme sentir que nada había malo hubiera pasado, que solo era una fiesta más como a las que había asistido años anteriores pero todos sabíamos que no era así. La muerte era algo indispensable, después de todo era aquella la que te recibiría con los brazos abiertos por una eternidad.

Era la primera Navidad de muchas otras en las que estaría sin la compañía de mi madre, sola, sin familia de sangre. Sin la única persona que me amó incondicionalmente y que en su momento, en mi adolescencia taché de maldita y entrometida, según como fui creciendo me di cuenta de que no lo era, era la mujer a la que más admiraría hoy y siempre.

Sin vínculos de sangres estaba sola, y muchas veces prefería no pensar en ello pero era inevitable cuando mi casa se quedaba en silencio, al final del día, la presencia de mi hermano junto a su novia solo era temporal así como la del británico con el que ahora pasaba la Noche Buena.
Trataba de convencerme que ya no escucharía como la puerta se abría por la noche y madrugada, dejando ver a una cansada señora llegar de su trabajo, con una vitalidad que había sido abatida en sus años mozos.

Pero muy vagamente seguía esperanzada en escuchar su voz y verla.

Cuando el reloj marcó las 00:00 horas, todos nos reunimos en la sala para dar los regalos no sin antes abrazarnos dando la Feliz Navidad.
Robert se acercó a mí siendo el último en recibir mi abrazo pues la primera fue su madre, quien con mucho cariño me tomó entre sus brazos dándome un calor maternal que no sabía que necesitaba.

Me rodeó por encima de los hombros, una de sus manos acunó mi nuca así como la otra se detuvo en mi espalda entre los omóplatos. —Feliz Navidad, Moony. —Susurró pasando de colocar su mentón en mi cabeza para alejarse, mirándome a los ojos con tanta ternura, sonreí encantada.

— Feliz Navidad para ti también, Robby—Cerré los ojos mientras ponía en punta mis labios esperando a recibir un beso el cual sentí en mi frente, extrañada por no sentir sus finos labios abrí mis ojos.— ¿Y eso?

— Aquí no. —Escuché decir, fruncí mi ceño un tanto ofendida por sus palabras pero tampoco tenía derecho a hacerlo. Solo asentí.— No lo tomes a mal... Ven. —Dicho eso él me tomó de la mano para llevarme a la segunda planta de la casa de sus palabras notando que nos dirigíamos a la habitación que en su adolescencia fue suya.

Nos adentramos y no pude evitar sonreír divertida al recordar todas las conversaciones que tuvimos aquí cuando recién éramos amigos. Con confianza me tumbé en la cama individual abrazando una de las almohadas seguido de acomodarme mejor dejando que mis pies estuviesen en la cabecera y la almohada en mi pecho mientras estaba boca abajo.— Lo que pasó abajo ¿Que fue? —Pregunté.

Robert quien había tomado asiento en la silla del escritorio que había en su habitación rió solamente por lo bajo.

— No quiero besarte frente a ellos.

Asentí con lentitud mientras mis ojos seguían sus movimientos, se levantó caminó hasta mí sentándose en el suelo a los pies de la cama, cruzó sus brazos recargandose en el colchón para descansar su rostro ahí.

— Lo estamos intentando, y no quiero que te sientas comprometida a sentir o tener algo conmigo solo porque mi familia cree que lo tenemos. —Calló un momento.— Te conozco... No quiero que te sientas presionada si al final decides seguir amando a Tom o a alguien más.

Detrás de la cámara. © [Tom Felton] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora