Detrás de la cámara. © [Tom Felton]

EPÍLOGO. | SEGUNDA TEMPORADA.

E P Í L O G O.

Locked out of heaven | Bruno Mars.

El amor es un sentimiento agridulce.

Inundado en frustración yacía Tom frente al espejo deshaciendo por tercera vez el nudo de su corbata negra, su rostro era perfilado por su barba y su cabello estaba correctamente peinado. Comenzaba a sentirse ansioso por tener que acudir al lugar que tenía como destino.

Su rostro estaba serio, fruncido, dejaba ver que aquella simple acción que realizaba día con día era de lo más hartante en ese momento.

Había pasado aproximadamente una hora desde que aquel actor de ojos azules había entrado a su habitación para vestirse y lo que originalmente eran solo 10 minutos fueron mucho más que eso. Tras su espalda se escuchó el ruido de la puerta siendo tocada a lo que un suave:— Adelante.—Salió de sus labios permitiendo el paso a una mujer de cabello castaño rojizo con una bebé en brazos.

— ¿Listo? —Preguntó acercandose a Tom quien por el reflejo del espejo notó como es que la fémina se acercaba.

— Aún no, la estúpida corbata no queda.

Una suave y ligera risa salió de los finos labios de la adulta, Tom encontró su mirada con los ojos miel que le observaban con pasividad, ahí en ese par de orbes encontró la calma que necesitaba en ese momento.
Por cuarta vez, deshizo el nudo de su corbata, sus ojos se cerraron manteniendose así por unos segundos permitiendo que el aire que entraba por su nariz y se filtraba en sus pulmones le diera la tranquilidad que necesitaba.

— Estás demasiado ansioso, tranquilo. —Sugirió Emma con una sonrisa pequeña.

En silencio, sin responder o inmutarse Tom comenzó de nuevo el nudo de su corbata con lentitud siendo esta la ocasión en la que aquella prenda elegante quedaba impecablemente correcta.

Sus dedos acomodaron y perfilaron el cuello de su camisa de botones, sus ojos escaneraron toda su vestimenta buscando algún defecto que no encontró. Lentamente se volvió a Emma para dedicarle una sonrisa pequeña acercandose a ella extendiendo sus brazos cuando su hija se lanzó de los brazos de su tía.

— Hola mi amor. —Saludó Tom a su pequeña.

El segundo embarazo de Moa había concluido por ser una niña que se parecía, en esta ocasión a su madre cosa que burlonamemte agradecía el rubio pues durante todo el proceso había sido amenazado en que si aquella pequeña se parecía a él pediría el divorcio de inmediato no sin antes estelizarlo con una galleta.

— Que hermosa estás, eres toda una princesa. —Evidenció el rubio que cargando a su hija con un brazo mientras con el otro libre acomodaba correctamente el vestido de color coral que le habían colocado. Sus dedos se estiraron para acomodar la balerina que adornaba su cabeza.