Capítulo seis.

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El ruido era tan sordo, opaco, se podía escuchar muy a lo lejos el ruido que nos rodeaba pero incluso eso, no nos importaba.

Mi cuerpo estaba recargado sobre el respaldo del sofá, mis piernas cruzadas y mi rostro apreciaba a Tom quien también hacía lo mismo, me miraba.

Habíamos comenzado una batalla de miradas, seriedad, aunque era imposible mantenerla sin tener que sucumbir a la risa nerviosa que me comenzaba a dar por ver esos encantadores ojos azules.

Brillantes.

Grandes.

Que justo ahora me miraban a mí, y solo a mí.

— Dios, no puedo. —Chisté dejando escapar una risa nerviosa mientras negaba con la cabeza.

Tom sonrió victorioso.— Gané, soy el ganador.—Canturreó bajando su mirada por un instante a la cerveza en su mano para darle un trago.

Para pasar la noche habíamos comenzado a tomar un poco de alcohol después de haber cenado, veíamos la televisión, nada en particular al comienzo aunque después colocamos The Flash, y de un momento para otro Tom y yo nos mirábamos con seriedad tratando de resistirnos, un juego simple pero en el que se ponía a prueba hasta la dignidad de uno.

— Ay cállate, solo no seguí porque comenzaron a ardermer los ojos.

— Solo a ti se te ocurre no parpadear.

— Es que tú tampoco lo hacías. —Me quejé.

— No, yo sí lo hago pero no tan frecuente.

Reímos.

Suspiré dejando que mi cabeza se hundiera en el felpado respaldo para luego mirar nuevamente a Tom.

Sorprendentemente, también me veía a mí.

— Eres muy linda.

Me sorprendí dejando escapar una risa divertida y nerviosa, suave, me había tomado por sorpresa eso.

¿Que debía responder?

— ¿Gracias? —Dije con un tono más confuso que agradecido.

Él bufó con burla y diversión.

— ¿Sabes? Me sigo preguntando quién es ese chico.—Su mirada se volvió a un punto del suelo.— Ese chico del que hablabas con Phelps.

Eres tú.

— No es nadie.

— No, lo es todo.—Sonrió sin mostrar sus dientes y sin mover su mirada.

— No, no lo es.

— ¿Podrías al menos contarme de él?

Mi mirada en él pesó.

— Solo para quitarme la duda... Me sorprende, Daniel tiene pareja, Rupert la tiene, Emma no pero la tuvo, y tú... Eres el patito feo.

Solté una risa.— Soy una gallina más bien.—Inhalé y exhalé con pesar preparandome.

— ¿Prometes no volver a decir nada con respecto a ese chico?—Tom asintió.— ¿Promesa? —Levanté el meñique.

Él enlazó su meñique de la mano libre que no sostenía la cerveza con el mío.— Promesa.

— Muy bien, si la rompes te cortaré el dedo.—Burlé.

¿Por donde podría empezar a describirte?

Me enamoré de ese chico hace ya unos cuantos años, siempre fue un gran amigo para mí pero nunca estuvimos a la altura, no de una forma social, no, si no que aunque éramos amigos no éramos tan cercanos de la forma en la que me gustaría ¿Entiendes?

Detrás de la cámara. © [Tom Felton] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora