Capítulo veintiséis.

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Robert.

Tenía presente que yo no era aquel rubio, que yo no era aquel que mandaba en el corazón de Moa.

Apenas Magdala dejó la sala en compañía de Tom no pude evitar sentir como mi estómago se estrujaba con fuerza dejándome a mí sin tanto apetito.

Tenía presente que Tom era imposible de hacer algo que rebasara los límites de amistad tenían, mismos limites que sabía que Moa no quería tener.

Sabía que Felton tenía novia por lo que una parte de mí se quedaba tranquilo tras la ides de que ellos intentaron algo más, conociendo al rubio mil veces preferiría alejarse que traicionar la confianza de alguien, sin embargo el saber que iban a pasar tiempo juntos no me agradaba demasiado.

No tanto por Felton, sino por Moa.

La conocía.

Ella estaba embelesada por aquel de ojos azules, puede que fuese tonto pero yo no quería que se alejara de mi lado, no quería que se fuera y el que ella estuviese a un lado de aquel varón quien era al hombre que envidiaba me mantenía con una terrible sensación en el estómago.

Apenas desayunamos, en compañía de mis dos amigos cercanos en aquel lugar comenzamos a caminar hasta las cabañas, siendo yo el invitado en la cabaña de Erin y Daniel.

Una vez ahí cada uno se perdió en su mundo mas de mi mente no podía sacar que Moa estaba con Felton.

— Tranquilo campeón, solo son unas horas. —Dijo Dann al ver que mi rostro estaba fruncido

Erin soltó una risa divertida y enternecida al notarme.

— Dann me dijo que pretendes decirle a Moa sobre lo que sientes. —Yo asentí con nerviosismo mientras me cruzaba de brazos.

— El Miércoles, sí. —Dije tratando de aparentar tranquilidad aunque mi interior era todo menos eso.— ¿Te dijo Dann que tengo en mente?

La chica negó.— ¿Planeas armar algo para ella?

— Claro, ella se merece todo lo bueno del mundo. —Dije con una sonrisa pequeña, Erin pareció reprimir una sonrisa de emoción.— El kiosco que hay aquí es un lugar muy lindo.

— ¿La llevarás ahí?

Asentí.— En la noche se ve lindo, las luces amarillas son perfectas, la cortina de pedrería se me hace muy bonito y da un poco de privacidad. —Expliqué.— Pretendo también querer bailar con ella.

Daniel ensanchó una sonrisa divertida.

Erin parecía emocionada.— Que lindo gesto de tu parte, Rob ¿Que pretenden bailar?

— Por favor, que no sea algo de twerk. —Rogó Daniel con un gesto de asco, Erin le dio un golpe en el hombre pidiendole compostura y seriedad.

Yo solo reí mientras negaba.— Eso es una sorpresa, solo puedo decirte que será algo simple.

— ¿Podemos ir a ver?

— ¡Dann, por favor! Es el momento de ellos.—Alegó Erin.

— ¿Qué? —Preguntó ofendido.- Ellos estaban de chismosos cuando te pedí ser mi novia.

Detrás de la cámara. © [Tom Felton] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora