Detrás de la cámara. © [Tom Felton]

Capítulo treinta y uno. | SEGUNDA TEMPORADA.

Narrador omnisciente.

Su ceño se fruncia suavemente conforme se hacía más consciente de que existía un mundo que lo rodeaba, un suave quejido salió de su ser al sentir un pequeño dolor en su cuerpo producto de la misma postura por horas. Notó, sin abrir los ojos, que había un cuerpo extra acunado en su pecho y su diestra se posaba sobre este, rápido su mente recordó donde estaba dejando que una sonrisa se mostrase en su rostro. Su mano presionó ese cuerpo contra el de él consiguiendo un quejido también saliera de este pero sin ser tan fuerte.

Tom abrió sus ojos dejando que su mirada se clavara en el rostro de la mujer que dormía plácidamente cerca de él. En la mente de aquel no había otro pensamiento que no fuera lo preciosa que se veía aquella mujer durmiendo de una forma tan plácida e imperturbable, como si nunca hubiese tenido problema alguno, como si nunca hubiese experimentado el dolor y tal cual, como si el mundo no fuera cruel. Reprimió una pequeña risa al caer en cuanta de que las escasas veces en la que se quedaba a dormir con su pareja rara vez él conseguía despertarse primero, la mayor parte era Moa quien recibía el día.

Aquellos orbes aguamarina recorrieron cada hebra del cabello de la joven hasta terminar su recorrido visual al encontrar la frazada colocada a la altura de su cadera.
Desnuda, contra su pecho estaba ella queriendo el calor del cuerpo masculino. Esa mujer más endiosado no lo podía poner.

Con mucho cuidado de no querer despertarla comenzó a moverse en la cama alejándose de Moa, tensandose al momento en el que ella se removió en su lugar para darse la vuelta. Tom se sentó en el filo de aquella cama buscando con la mirada su prenda interior para colocarsela, únicamente en boxer se puso de pie no sin antes encargarse de tomar subir la frazada que cubría a su novia hasta sus hombros para poder taparla correctamente pues al igual que él en un inicio, ambos habían dormido sin invitación para la ropa.

Aquel varón bajó con calma siendo seguido por Willow quien al ver movimiento siguió a su papá, ambos bajaron las escaleras siendo el rubio el que se dirigiera rápido a la cocina para ver que poder preparar para desayunar. Su celular estaba en manos pues lo tomó antes de salir de la habitación, su dedo índice desplazaba las notificaciones que tenía revisandolas de forma superficial destacando mentalmente revisar uno de sus correos que había llamado su atención al notar que mencionaba algo en referencia a Harry Potter, casi como una entrevista.
No supo cuanto tiempo fue el que pasó pero sin duda fueron más de cinco minutos, dentro de su lista mental repasaba las opciones para poder desayunar, quería sorprender a su novia ahora que tenía la oportunidad.

Comenzó a sacar las cosas de las gavetas, pretendía hacer hot cakes, suerte que con anterioridad ambos habían comido eso por lo que sobraba un poco de los ingredientes, suficiente como para preparar un desayuno llenador para su novia incluso si a él no le alcanzaba se conformaría con comer cereal que solía consumir la morena. El rubio se mantenía en su mundo desplazándose por la cocina con una alegre y hambrienta Willow, la cual, a diferencia del varón pudo notar la presencia de alguien más por lo que salió corriendo eufórica y alerta a la puerta principal ladrando.

— Willow, calla, vas a despertar a mamá. —Dijo de forma rápida el rubio sin percatarse tanto de sus palabras pero aquella cachorra estaba tan sumida en rascar la puerta. Cosa que Tom no podía permitir, no quería tener que reparar la puerta a futuro, sus dotes en la carpintería y manualidades no eran los mejores.— Willow...—Llamó nuevamente viendo de reojo como la mencionada can miraba a su padre con desespero antes de plantar su hocico en la ranura baja de la puerta queriendo salir a fuera. Un tanto cansado el varón supuso que se trataba de su pequeña queriendo hacer sus necesidades por lo que sin cuidado caminó hasta la puerta para abrirla.