Capítulo cincuenta y dos. | SEGUNDA TEMPORADA.

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Narrador omnisciente.

Aquel hombre de ojos zafiro rodó su mirada con fastidio y barbaridad dejando escapar una risa llena de pesar e intolerancia al escuchar a su amada.

— Entonces... ¿Sí o no? —Preguntó la morena observando a su prometido quien se detenía frente a ella en su trayecto de ir del sofá de la sala a la cocina.

— ¿Qué cosa, cariño? —Respondió con una pregunta el rubio fingiendo demencia.

— ¿Te gustó besarla? —Burló.

Desde aquella ocasión en la que Armstrong había despertado alarmada por aquel sueño no había parado de burlarse de eso ella misma, era ciertamente gratificante saber que no se tomaba las cosas tan en serio y las veía con humor.

— ¿Disfrutaste el beso con Caitlin Snow?

— Yo no besé a Caitlin Snow.

— Tengo un capitulo de The Flash que dice lo contrario. —Dijo divertida.

Tom achicó su mirada como si la retara más no dijo o hizo algo, simplemente negó con la cabeza.

— La besó Julian, no yo.

— Pero tú le diste vida a Julian así que besaste a Caitlin, o más bien a Danielle... ¿Te gustó?

La paciencia era una cualidad que bo cualquiera tenía, Tom afortunadamente había logrado desarrollarka aunque no tanto como le hubiese gustado.

— Sí, sí me gustó. —Dijo con indiferencia mientras reanudaba su camino hasta su destino donde tenía planeado tomar un poco de helado.

El silencio se hizo en aquella casa, el rubio se sorprendió de no escuchar a sus espaldas las burlas de su amada, en la cocina tardó unos minutos en lo que preparaba el helado para ambos.

Moa debía admitir que se había molestado de escuchar la respuesta de su amado pero no dijo nada, al regresar Tom a la sala se encontró con una morena que mantenía su ceño fruncido reteniendo las ganas de llorar que habían nacido en ella. Aquel actor la observó desde el umbral para negar con la cabeza.

— Oye es broma. —Habló Tom acercándose a su amada entregándole el vaso con helado que había preparado, mismo helado que tenía fruta y semillas secas. La morena no dijo nada, tomó entre sus manos el helado permitiéndose darle un bocado aunque pronto chilló con fastidio.— ¿Te enojaste?

Los ojos marrones miraron los azules con severidad en medio del silencio.

— Moa... —Susurró con burla mientras se sentaba a un lado de su amada.— Ay, te llevas y no te aguantas. —Dijo al notar los ojos cristalizados y llenos de lágrimas de aquella mujer.

— Buenas noches. —A veces las hormonas eran algo que él no podía controlar y simplemente tenía que adaptarse a ver a su amada enojarse.

A veces ella se molestaba porque comía lo que ella pedía comer, era extraño.

¿Y que quieres comer? —Preguntó Tom posando su oreja en el vientre de la mujer con cuidado de no recargar su peso.

— No lo sé, lo que tú quieras cielo. —Respondió con calma aumentando el zoom de la camara de su celular.

Grababa como es que Tom se acomodaba, daba pequeños besos en su vientre teniendo como respuesta patadas del bebé. Se notaba la emoción en la sonrisa de aquel rubio.

— ¿Sopa de verdura? —La mujer hizo una mueca en desagrado y desaprobación.— ¿Pasta? —Negó.— ¿Taco Bell?

— Eso es un insulto a los tacos.

Detrás de la cámara. © [Tom Felton] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora