Detrás de la cámara. © [Tom Felton]

Capítulo dos.

Tom.

Ponerle precio a la infancia es algo que sin duda alguna, es horrendo ¿Cómo podrías suplir la etapa en la que vas a encontrar la felicidad con cosas tan simples?

No me arrepiento de que en su momento haya tenido que actuar en la pantalla grande desde pequeño pero sin duda no fue la mejor opción que pude tener, el abuso escolar era lo que más tenía efecto en mí.

Y desde luego, con el tiempo, no fui muy favorecido al parecer para las demás personas.

Tantas cosas eran las que yo me preguntaba mientras mi mirada se perdía a través de una lente de cámara.

— Willow, tranquila.— Hablé mientras notaba por el jadeo que soltaba como es que se emocionaba.— Solo aguarda un poco más.

Captaba el atardecer suavemente recargado con el malecón, los reflejos de aquel arrebol eran extraordinarios, simplemente lindos que a veces me mantenían en otra realidad.

Bajé un momento la cámara para poder configurarla mejor con la luz que poco a poco se iba perdiendo de manera gradual en el fin del mar, una de mis piernas movía mi skate de enfrente hacia atrás.— Muy bien, vamos a ver. —Hablé para mí mismo cuando creí haberla configurado bien, alzando la cámara pegué mi ojo a la pequeña lentilla virando hacia un lado para enfocar.

— ¿Necesitas una modelo?

Escuché una voz que me hizo voltear percatandome de la presencia de la mujer junto a mí, sonreí ampliamente.— Moa.

Ella me saludó con un ademán mientras aguardaba por mí que volvía a dejar la cámara abajo sostenida solo por una de mis manos y la correa que llevaba al cuello para poder acercarse a mí y abrazarme como saludo.

— Tom. —Me nombró seguido de bajar la mirada.— Willow, hola preciosa. —Willow alocada y emocionada se acercó a ella para pararse en dos patas dejándose llevar por las caricias de Moa.

— ¿Te ofrecerás como mi modelo?

— Sí me permites ese privilegio. —Bromeó mientras soltaba una risa y me volteaba a ver.

— Oh, claro, eres una mujer muy atractiva, será todo un placer.

Le sonreí y guiñé un ojo con diversión.

Pude apreciar como es que a Moa le tomó por sorpresa mi respuesta por lo que supuse que no se lo esperaba.

Moa era una de las mujeres a las que más confianza le tenía debido a que ella junto a Emma se habían vuelto, en mi adolescencia, parte cercana a mí además de que me ayudaron a sobrellevar muchas cosas con las cuales en su momento creí nunca poder lograrlo.

Ella solo rió y negó con la cabeza.- ¿Tomabas fotos al mar? —Preguntó mientras miraba el océano.

— No, al cielo exactamente, las nubes y los rayos de sol eran hermosos.

— Oh, debo haberte arruinado el trabajo entonces. —Hizo un pequeño puchero de disgusto a lo que yo negué, el cielo rápidamente había dado paso a los tonos oscuros y fríos de la noche.

— No, no, no, para nada. Llevaba rato aquí.

— ¿En verdad? —Preguntó para asegurarse de mi palabra, yo asentí.- Muy bien, te creo.

— Sí ¿Tú de dónde vienes? ¿Vas para algún lugar en especial? —Pregunté mientras soltaba la cámara para que colgara totalmente de mi cuello.

Con tranquilidad aplaste uno de los extremos del skate para poder tomarlo y cargarlo.— No, en realidad iba a ver que podía encontrar por aquí para pasar el rato y cenar.