Capítulo veintinueve. | SEGUNDA TEMPORADA.

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Tom.

Por primera vez en mucho tiempo sentí que la felicidad llegaba a mí de una forma que no podía notar, sabía que estaba feliz, que todo estaba bien aún cuando nada extraordinario pasara en mi vida ¿La vida siempre ha tenido color? Entendía lo que era estar enamorado pero jamás lo había comprendido, al menos no hasta el momento en el que al levantar mi mirada no me veía solo, veía a alguien a mi lado simplemente existiendo de una forma vaga sin propósito, su simple presencia me traía una sensación de calidez tan grande.

Mi novia estaba ahí.

Desde aquella noche habían pasado un mes, un mes en el que nuestra relación estaba bajo el agua buscando ser discretos a la hora de salir a algún lugar, recibíamos Junio de una manera grata gozando de sus preciados días calurosos, Moa y yo no siempre teníamos la oportunidad de vernos pero eso no era impedimento para que uno no supiera lo que hacía el otro, las veces en las que ella y yo nos juntábamos en casa de alguno pasábamos las tardes de la mejor manera posible. Entre brazos y besos, cómodos en el sofá de la sala o en suelo yacíamos juntos observando alguna película o serie, en ocasiones simplemente nos reuníamos para comer y nada más.

Me abría paso hasta uno de los lugares que podría decir, conocía bien, con calma y disfruntando de como es que el viento meneaba los árboles de forma tan sutil escuchandose las ramas tupidas de hojas abanicar el amplio terreno. Me detuvo frente a una tumba, jamás me había sentido tan emocionado de estar frente al lugar donde descansaba la madre de aquella mujer morena pero simplemente tenía la sensación de querer decirlo todo, mi sonrisa se ensanchó de oreja a oreja sintiendo como es que mis mejillas se entumecian a los pocos segundos.

— Buen día. —Saludé como si nada, tranquilo mientras me hincaba para poder tomar asiento en la fría placa horizontal de la tumba.— Hoy es un bonito día, particularmente bonito. —Hablé extendiendo uno de mis brazos al pequeño jarrón que había conseguido para Constance donde podía depositar las flores que mensualmente traía para ella.

No tenía prisa en lo que hacía, no había mucho que hacer realmente en ese momento, acompañaría a Moa a hacer unas cuantas cosas para su hogar que al parecer desde hace un mes o poco más necesitaba para poder remodelar a su gusto.

Solté un suspiro cerrando mis ojos unos segundos dejando que mi mente se quedara en blanco al momento de hacerlo, sentí una ligera corriente eléctrica recorrerme a causa del escalofrío que había sufrido de forma inesperada.—Te tengo una noticia que seguro te gustará... O espero que te guste, realmente a mí me pone ansioso querer contártelo.—Abrí mis ojos clavandolos en seguido en la lápida.— No recuerdo si te conté que arreglé las cosas con tu hija, si no lo hice ahora ya lo sabes. —Solté una risa suave, sentía los nervios invadirme cosa que me hizo cuestionarme ¿Por qué me ponía nervioso? Mis manos juguetearon con las flores secas y marchitas que había cambiado por las frescas, mi pulgar e índice aplastaban las hojas secas escuchando el como la hoja se quebraba en las yemas de mis dedos.— Soy novio de su hija, señora Constance.

Me sentía ridículo y no por el hecho de decir aquello sino por la sensación de escalofríos que se desencadenaron en mi interior ¿Que clase de persona sentía eso? No estaba de más agregar que era raro experimentarlo para mí pues, aunque sonara, la madre de Moa ya no estaba con nosotros pero sentía por alguna razón que estaba ahí, que me escuchaba y veía.

— Moa es mi novia... No sé si eso le agrade pero si le soy sincero a mí sí, es un privilegio para mí que ella sea mi novia... —Miré al cielo dejando que mis ojos se cegaran por la claridad del cielo azul con aquellas esponjosas nubes blancas.— La amo, por fin lo puedo admitir sin pesar, la amo y me siento bien estando con ella a mi lado... ¿Usted sabía que ella y Daniel no se hablan? —Hice una pausa, claramente no obtendría respuesta sin embargo hice la pausa durante el tiempo que pensé ella podría responderme si estuviese conmigo.— No sé que haya pasado, no he querido tocar el tema pero me inquieta que se hayan alejado, son como hermanos... No me corresponde entrometerme pero me resulta conflictuante sabiendo que Moa realmente aprecia a Daniel... Veré que puedo hacer.

Detrás de la cámara. © [Tom Felton] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora