Capítulo tres.

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Tom.

— Cito: “Misteriosa chica es fotografiada como acompañante del rompecorazones 'Draco Malfoy'” —La voz de Emma sonaba a través de la pantalla de mi celular.— ¿Realmente eso no es nada?

— ¿Draco Malfoy? —Chisté indagnado por la referencia a mi persona.— Tengo un nombre y otros personajes.

— ¡Tom! —Escuché nuevamente la voz de Emma.

La miré.

— ¡Dime! ¿Por qué no me dijiste que saliste en una cita con Moa?

— Eso es porque no salí en una cita con Moa, solo me la encontré sobre el malecón.

— ¿Estas seguro?

— ¿Por qué no lo estaría? Además, tengo novia, Emma, te lo recuerdo.

— Sí, sí, Jade. —Dijo con algo de indiferencia.

Emma y Jade se conocían pero no tenían lo que se diría una amistad, y si la tenían era evidente porque yo era el medio que tenían en común.

— Por cierto... ¿Cómo siguen las cosas con ella? —Preguntó algo tranquila aunque notoriamente incómoda por no saber abarcar el tema.

Mi relación con Jade poco a poco había comenzado a presentar ciertos problemas, pero nada que a mí me perturbara tanto, o eso quería creer después de todo, todas las parejas tienen problemas.

— Están bien, van bien, relájate... No quiero tocar el tema Emma pero si te reconforta saberlo, va bien. —Le dije mientras le regalaba una sonrisa.

Ella me la devolvió.

— Hay que cambiar de tema. —Sugerí.

— Bueno, eeemm... Me parece lindo que hayas tenido la oportunidad de ver a Moa, yo quiero salir con ella como cuando éramos pequeñas.—Dijo con nostalgia.— Le serviría como ayuda.

— ¿Ayuda?

— Sí, ayuda. —Dejé ver mi confusión lo que trajo que Emma me mirara sorprendida.— ¿No te enteraste? —Negué.

— ¿De que habría que enterarme?

— Su madre falleció.

Sentí todo un escalofrío recorrer mi columna así como este mismo sacudir todo mi ser.

— ¿Su madre? ¿Cuando pasó eso? ¿Por qué no me enteré?

— Falleció hace una semana, pensé que sabías.

— ¡Yo no sabía! —Exclamé.

Por alguna razón sentía una presión en mi pecho, la madre de Moa siempre fue una mujer muy atenta con todos nosotros y muy cariñosa.

— Vaya, esto me viene muy mal. —Sinceré.

— A todos nos vino mal, la señora Armstrong era un amor de persona.

Ni que lo diga.

Esa señora en realidad era un cielo, tal cual lo había sido la señora Weasley en las películas.

Detrás de la cámara. © [Tom Felton] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora