TERCERO

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—Salí corriendo como un tonto.

—Ajá.

—Solo puso una flor en mi cabello y corrí como si tuviera la peste—. Tonto, tonto, tonto.—Soy un tonto.

—Sí, lo eres.

—Ni siquiera me gustan los hombres.

—¿Seguro?

Frunció el ceño al escuchar la duda de su amigo.

—Seguro... Bueno, me gusta Taehyung.

—Entonces no estás tan seguro.

—¡AGH!— Se despeinó el cabello al punto de dejarlo hecho una maraña. Se estaba volviendo loco. —¿Qué voy a hacer, Jimin hyung?

El mayor rodó los ojos al otro lado de la línea. Hasta parecía verdad todo el berrinche que estaba haciendo.

—Jungkook, sólo estas pidiendo una cita. No es como si se fueran a casar.

—Pero quiero que las cosas salgan bien. No es... no es igual a los demás.

—Sólo estas encaprichado, Jungkook. Verás que en unos días se te va a pasar.

El menor frunció el ceño al escuchar aquello. Estaba seguro de que lo que sentía no era estar encaprichado.

—Es la primera vez que te ha gustado un chico, deb-.

—Jimin, estoy hablando enserio esta vez.— Su hyung calló al otro lado de la línea para dejarlo hablar.— Creo que me gusta de verdad...

Jimin suspiró. Fue un suspiro largo y tendido, haciéndolo pensar sobre la situación en la que se encontraba su amigo.

—Parece que a nuestro pequeño Jungkookie le robaron el corazón, ¿no?— El pelinegro casi se ahoga con el agua que estaba tomando.— Hobi hyung va a enloquecer cuando se lo diga.

—¡NO!— Gritó desesperado.— Todos menos Hobi hyung, no se va a callar en un mes, Jimin.

—Es Jimin hyung para ti, mocoso.






Estaba sentado como bobo en la banca. Había aparecido demasiado temprano. Por primera vez en su vida logró levantarse con el sonido del despertador. O quizá sólo era que no había podido pegar ojo en toda la noche a causa de lo que tenía planeado para ese día: preguntarle a Taehyung si quería salir con él.

Si la suerte estaba de su lado podría responderle que sí y quitarse de una vez ese peso de sus hombros. Pero también cabía la posibilidad de ser rechazado por él y no estaba seguro de cuánto podría soportar el dolor del rechazo.

Sostuvo la cabeza entre sus manos y pensó. Taehyung le atraía. Él...realmente le gustaba. Conocía muy poco de él, sí, lo sabía; pero algo dentro de sí mismo le decía que quería hacer las cosas bien con el mayor.

Tenía una leve noción de quién era por algunas personas de la universidad, incluso sus amigos lo conocían. Parecía ser bastante popular en su facultad: un artista brillante, con mucho futuro. Una mente maravillosa y llena de creatividad. Un niño prodigio. ¿Y Jungkook? Bueno, Jungkook lo conoció haciendo un berrinche porque su autobús lo había dejado.

Atravesó con sus dedos las hebras de su cabello. Realmente estaba perdido. Perdido por Taehyung.

Escuchó unos pasos apresurados y a los lejos apareció Taehyung, sudando y corriendo. Su corazón se estrujó unos segundos, causándole un ligero dolor en el pecho. Por alguna extraña razón lo conmovió demasiado verlo corriendo, con todas sus cosas en las manos más su mochila colgada en el hombro.

Con prisa, corrió a alcanzarlo. Observó como el mayor frenaba su paso nada más él estuvo a nada de alcanzarlo. Comenzó a quitarle cosas de encima cuando llegó frente a él, colgándolas en sus hombros y tomándolas entre sus manos mientras el dueño de ellas recuperaba un poco el aliento y se limpiaba el sudor.

—Estás aquí... Temprano...— Lo miró a los ojos con duda.— ¿El autobús te dejó otra vez?

Jungkook pensó un momento lo que iba a decirle.

—No, hoy no tuve clase.

—¿De verdad?— El pelinegro asintió y el castaño suspiró. —Que suerte tienen los primeros años, ya desearía yo un día libre.

Taehyung continuó hablando pero Jungkook ya no escuchaba. La oportunidad que tanto quería la tenía ahora, entre sus manos pero sentía que se le resbalaba entre los dedos con cada paso que el castaño daba para adelantarse a la banca.

Apretó fuerte el lazo de la mochila. Como odiaba todas y cada una de sus inseguridades. El mundo real no era como estar dentro de la universidad. Cualquiera caía a sus pies en ese lugar pero acá se sentía tan insignificante.

—Ey...—El suave toque de unos dedos en su barbilla le hicieron levantar la mirada para encontrarse con un par de ojos avellana que lo miraban confuso.— ¿Estás bien? ¿Las cosas están muy pesadas?— Hizo un ademán seguro para quitarle unas cosas de encima, pero Jungkook fue más rápido, moviéndose para impedirlo.— Es que eres un bobo, ¿cómo se te ocurre cargar con todo tú solo?

Jungkook sonrío. Levemente. Casi imperceptible. Dulce. Taehyung no pudo pensar en otra cosa que no fuera en lo lindo que se veía sonriendo mientras le ayudaba con sus cosas.

El menor retrocedió otros pasos más, molestando con fingida inocencia al mayor.

—¡Jungkook!— Exclamó.— ¡Son mis cosas, ¿sabes?!

Cuando detuvo su andar, Taehyung chocó con su pecho torpemente. El mayor quiso alejarse, pero el menor lo impidió con una de sus manos discretamente puesta en su cintura. Taehyung se puso colorado hasta las orejas.

—¿Jungkookie?

—Taehyung hyung,—los ojos del castaño se abrieron de la sorpresa. Se sintió tanto ofendido como complacido. Más complacido que ofendido, claro, por obvias razones.— ¿Te gustaría salir conmigo?... En una cita, claro.

El castaño abrió mucho los ojos debido a la sorpresa. Las rodillas le flaquearon, haciéndolo caer con fuerza en el piso. Jungkook hizo su mayor esfuerzo para evitar que se diera tan fuerte pero no lo logró.

—¿Estás hablando... enserio?

El pelinegro asintió. Mientras tanto, a Taehyung se le subieron los colores al rostro de nuevo y cómo no si lo tenía tan cerca de él que sentía hasta la respiración rozarle la nariz.

Menta y un suave toque de chocolate.

Nada llamativo.

Como él.

Bajó la cabeza, rendido.

—¿Eso es un sí?

Taehyung volvió a verlo de nuevo y asintió. Con fuerza. Muy feliz. Tanto que sentiría que las mejillas se le iban a caer.

—¡SÍ!

JUST AROUND THE CORNER [KOOKTAE][+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora