DUODÉCIMO

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Taehyung observaba su reflejo en el espejo del baño ajeno, hecho un manojo de nervios.

Había sucumbido a sus más bajos deseos gracias a Jungkook y sus habilidosas manos. No pudo controlarse.

Pero, ¿qué hiciste otra vez, Kim Taehyung?

Hyung, ¿te falta mucho? La película ya va a empezar.

Suspiró y se apresuró a salir del pequeño espacio.

Jungkook le había prestado algo de su ropa, por ello se sintió un tanto avergonzado cuando los ojos del menor no dejaron de observarlo. Revisando con detalle cada arruga de la ropa puesta en él.

El azabache sonrió con picardía y Taehyung quiso golpearle la cara. Era un delito que se viera guapo, incluso cuando se burlaba de él.

—Mi ropa te queda bien, hyung.— Sus ojos le recorrieron de pies a cabeza, lentamente. Grabando en su memoria cada aspecto de él.— Te queda muy bien.

Taehyung se cruzó de brazos, ofuscado mientras Jungkook reía.

—No seas tan insolente, Jungkook.

Enfurruñado, fue a sentarse en el alfombrado suelo, casualmente entre las piernas del menor que descansaba plácidamente sentado en la cama.

—Como castigo por burlarte de mí, tendrás que secar y cepillar mi cabello. Sin protestar.— Los dedos de Jungkook le recorrieron con caricias poco sutiles los hombros y su cuello, hasta llegar a la toalla que cubría su cabello.— Y quiero que sepas que soy muy exigente, conejito. Te va a costar.

El menor soltó una suave carcajada, antes de iniciar su nueva tarea. Le gustaba como Taehyung se mostraba ante él: todo seguro, juguetón y poderoso; siendo que hace unos minutos se moría de nervios dentro del pequeño cuarto de baño. Le resultaba encantador.

Taehyung era encantador.

Estuvieron unos cuantos minutos entretenidos viendo la película. O al menos, Taehyung lo estuvo, ya que Jungkook se encontraba enfrascado en la tarea de secar su cabello con la toalla, para después cepillarlo suavemente con sus dedos. Enredando sus rojizas hebras en sus dígitos, perdiéndose en su dulce aroma combinado ahora con el de su shampoo de siempre.

Sin que el mayor lo notara, acercó su nariz a su húmeda cabellera olfateando sus esencias combinadas, adorando su aroma.

—Hable con Jin hyung, — Taehyung se tensó un poco ante la mención de su amigo— y dijo que también te conocía.

El pelirrojo soltó una suave risa, antes de recargar su cabeza en uno de los firmes glúteos de su acompañante.

—Al parecer tenemos muchos amigos en común, ¿no crees?

—Demasiados diría yo y no me gusta.— Su cara se volvió un tierno puchero.

A Jungkook no le gustaba demasiado la idea de compartir amigos, más aún sabiendo como eran sus amigos. Temía por las barbaridades que fueran a hablar sobre él enfrente de Taehyung.

—Vamos, no seas tan gruñón—, acarició con parsimonia su pierna, subiendo y bajando, haciendo aparecer un leve rubor en su cara.— No puede ser tan malo, ¿o sí?

El azabache sacudió su cabello antes de deslizarse por la cama hasta que su espalda quedó pegada a la pared. El mayor lo miraba desde el suelo, con una sonrisa divertida y el cabello mojado sobre el rostro.

—No los conoces, son capaces de decir cada cosa.

La sonrisa de Taehyung se amplió muchísimo más.

—Oh, mi pequeño Kookie—, gateó por la cama hasta sentarse a horcajadas sobre su regazo. Jungkook empezaba a notar cuántas libertades tomaba su hyung; y no sabía si eso le ponía de nervios o le gustaba bastante.— ¿Temes por lo que vayan a decirme de ti?

—¡Por supuesto que sí!— Taehyung se carcajeaba ante su respuesta.— Además, ¿cómo es eso de que Jimin es tu mejor amigo y que viven juntos? ¡No se me pasó por la cabeza en ningún momento!

El mayor sostuvo las mejillas de Jungkook unos segundos, tratando de menguar su creciente berrinche.

—No te pongas así, él que debería estar enfadado soy yo, ¿sabes?— Mencionó, poniendo unos irresistibles ojos tristes que atravesaron a Jungkook sin piedad.— Jimin ya nos había presentado y tú lo olvidaste.

Jungkook abrió la boca con la intención de reprochar pero no encontró las palabras para contradecirlo.

—Entonces... ¿Qué dices, conejito gruñón?— Preguntó suavemente, su voz tornándose más grave y baja de lo normal.— ¿Estamos a mano?

Se miraron unos segundo, retándose un poco; antes de que el menor suspirara con pesadez , cediendo ante sus encantos.

—Está bien, estamos a mano. —Peinó sus mojados y escandalosos cabellos rojos hacia atrás, hipnotizado por su belleza. No se cansaría de decirlo pero Taehyung era precioso.— Sólo porque tus apodos son dulces, nada más.

Y Taehyung, de pura alegría, le regaló un suave beso en los labios. Chiquito y corto. Un leve roce pero que estalló un sin fin de emociones dentro de Jungkook.

Ese beso llevó a uno más. Y otro más. Y uno más que ya no tuvo fin. Sólo eran sus labios abrazándose con deleite, con adoración. Jungkook sentía la lengua de Taehyung delinear las formas de sus finos labios y relamerse los propios cada que los degustaba. Los besos se trasladaron a sus mejillas, guiando un camino desde la comisura hasta su oreja. Hasta su frente, sus ojos, su nariz... Jungkook estaba hipnotizado por las acciones de Taehyung.

Su Taehyung.

—¿Te quedarás a dormir?— El mayor no se había percatado de las tiernas caricias, por los dedos del menor, en la parte baja de su espalda.

—¿Quieres que me quede?— Su voz en un susurro ronco, sonriéndole, mientras acariciaba los cabellos oscuros de su nuca.

Le besó los labios otra vez, con urgencia.

—Necesito que te quedes.— Sus fuertes brazos apresaron la cintura de Taehyung con posesión, hundiendo su rostro en la curvatura de su cuello y su hombro.

Las mejillas se le colorearon de rojo a Taehyung, su pecho inundándose de él hasta estar a punto de explotar. Besó la coronilla expuesta de su cabeza.

—Por ti, lo que quieras, conejito.







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Les dejo dos capítulos el día de hoy y el viernes otros dos en recompensa por mi ausencia. 


Gracias!! 

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