NOVENO

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—Te escuchó nervioso. Anda ya, suelta la sopa.

Soltó un suspiro profundo. Se mordió el labio hasta el punto de que le dolía.

—Le di una mamada a Jungkook en nuestra primera cita.

Hubo un largo silencio del otro lado de la línea. Eso sólo confirmó que su accionar estuvo mal. Muy mal. En su mente se abofeteó no una sino cinco veces.

—¿Le diste una mamada a Jungkook?— Tae afirmó.— ¿Tú?— Volvió a afirmar.— ¿Y Jungkook te dejó?

—Pues...— En su cabeza volvieron las imágenes de aquellos mofletes sonrojados; de aquella melena negra mojada levemente en sudor; de aquellos ojos filosos y penetrantes.— Sí, creo que sí le gusto.

—Es increíble...

—¡Lo se! Lo peor de todo es que no me detuve.— Taehyung ahora sí comenzó a golpear su frente con la mano que tenía libre.— Va a odiarme Jimin, de seguro que va a odiarme.

Su amigo estalló en carcajadas y él sólo pudo molestarse más con el mayor.

—¿De que te ríes?

—¿Jungkook odiarte a ti?

—Pues sí.

—Por Dios Tae, Jungkook está coladito por ti.

Taehyung frunció el ceño. Lo dudaba.

—No te creo.

—Porque eres un tonto, por eso.— Se acomodó mejor en el sofá, listo para escuchar atentamente los argumentos de Jimin.— Jungkook está coladito por ti. Y lo sé porque, vamos, Jungkook era un maldito playboy en la universidad y ahora ni siquiera coquetea con las chicas que son sus fans, ni con los chicos. Aparte cuando habla de ti es un pesado, no puedo callarlo después.

El calor se instaló en sus mejillas. Giró su cabeza hacia el espejo y no podía creer que tenía esa cara: estaba haciendo un puchero, colorado hasta las orejas y los ojos super brillantes. No creía gustarle tanto a Jungkook como para cambiar sus viejos hábitos

Tonto, eres un tonto.

—Aún no es seguro, —se levantó y caminó por la pequeña estancia. Esa noche JImin otra vez estaba donde su novia, así que dudaba que viniera a dormir,— eres mi amigo. Mi mejor amigo. Probablemente lo digas para hacerme sentir mejor.

Jimin suspiró. Este par eran unos bobos. Los dos. No sabía cuál estaba peor.

—Jungkook piensa que se aprovechó de ti.

—¡¿QUÉ?!

—Y qué vas odiarlo por haber hecho algo sin tu consentimiento.

—Oh no, por supuesto que tenía mi completo consentimiento..

—Por eso no te responde las llamadas y mensajes. Quiere que te canses de insistir y te olvides de él.

A Tae se le estrujó el corazón.

—Eso nunca...

—Y casi me mata porque no le dije que éramos amigos... Mejores amigos. Y también porque compartimos piso.

—Pero eso él ya lo sabía... ¿Lo olvidó?

—Al parecer.

Es un bobo.

—Y bien Romeo, ¿qué vas a hacer? Porque me estoy cansando de ser la doctora corazón entre ustedes.

El comentario lo hizo reír.

—Podría ir a visitarlo—, sugirió, sabiendo que a Jimin le encantaría la idea.

—¡Esa es una fantástica idea!






La fantástica idea que había sugerido, al parecer no era tan fantástica una vez estuvo frente a la residencia de Jungkook. El corazón le latía con fuerza y el valor que había reunido para pararse ahí se le estaba escapando del cuerpo.

—Jimin, yo creo que no voy a poder...

—No, no, no. Déjate de cosas.— Se soltó con una alegata del otro lado de la línea que hizo a Taehyung sonreír y relajarse un poco.— Ya tengo todo resuelto, tú solo tienes que parar tu bonito trasero frente a la puerta del mocoso.

Volvió a mirar otra vez el edificio. Se le veía tan grande e imponente y de alguna manera lo asustaba.

—Jimin, ¿puedes... no colgarme, por favor?

Aigo, mi pequeño Taehyungie, por supuesto bebé. Aquí estaré yo.

Sonrió.

Con las piernas temblando se adentro en el gran edificio, siguiendo las indicaciones de Jimin. Subió por una última escalera y cuando llego al piso puedo escuchar los gritos de Jungkook desde el pasillo. Parecía estar hablando con alguien y jugando videojuegos tal vez.

Los nervios le llegaron otra vez.

—Jimin, no quiero hacer es-.

—No, tú espera.

Y espero en la línea.

No supo cuándo había llegado a la puerta de la habitación de Jungkook. Pero ahí estaba, mirando hacia todos lados, sin enterarse tampoco de cómo actuar cuando lo tuviera enfrente.

El ruido que escuchó en un inicio se apagó de una. Fue suplido por unos regaños, provenientes de la voz de Jungkook. Hablaba con alguien más. Alguien con el que estaba muy molesto.

—Da dos toques a la puerta.

El susurro de Jimin al otro lado del celular lo sorprendió pero aún así obedeció. Después de su acción, los pasos de Jungkook se sintieron más cerca de lo esperado.

—Si empiezas de nuevo con tus tontearías, te juro que-.

De la impresión, colgó. Sentía los nervios en toda la piel y una preocupación constante recorriendo por dentro. Quería soltarse a correr pero sus piernas no respondían.

—¿Puedo pasar?— Su voz salió cortada y con una leve desafinación.

Jungkook lo miraba extraño, como contrariado. Parecía debatirse entre cerrarle la puerta en la cara y acostarse en su cama; o enredarlo entre sus brazos y no dejarlo salir de su habitación hasta mañana.

Traicionero.— Le escuchó susurrar a su celular antes de colgar.

El ambiente se volvió tenso. El menor se rascaba detrás de la nuca y Taehyung no podía apartar los ojos de él. Le parecía tan ajeno, tan lejano.

—Amm... claro que sí, sólo que no me dio tiempo de limpiar.

Sonrió de nuevo.

Tan tierno.

Después, entró a la habitación. 

JUST AROUND THE CORNER [KOOKTAE][+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora