VIGÉSIMO CUARTO

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El resto de los días que no vio a Jungkook estuvo pensando desesperadamente en él. Anhelándolo desde lejos, añorando sus besos, sus caricias... Y recordando descaradamente la abrumadora llamada de cyber sexo.

Desde aquel entonces no hacía más que reprimirse por lo que había hecho. Si es que ya no era un adolescente para andar haciendo esa clase de tonterías. Era casi un adulto, hecho y derecho; a nada de licenciarse en la universidad, pero ahí estaba él con las hormonas revolucionadas por un muchachito un poco más joven que lo traía más que enamorado.

Suspiró. De nuevo. Había perdido la cuenta ya. Y poco le importaba.

Estuvo ocupado con los preparativos de su exposición final, que era lo que lo tenía al borde de su casi colapso actual. Los maestros los dejaron encargados casi de todo lo que respecta a la preparación, solo para que se fueran enterando de cómo funcionaba una verdadera exposición de arte y todo lo que llevaba detrás.

Su cuello crujió al moverlo, haciéndolo sentir una satisfacción inmensa al colocar el último cuadro de su sección en la galería. Su pecho se infló de orgullo al ver su parte. Esperaba, de todo corazón, que a todos los demás les gustara.









Al llegar a su apartamento se sintió muchas que solo recibido, así no hubiera nadie dentro o que apenas estuviera frente a la puerta del mismo. No importaba, el simple hecho de estar frente a su lugar, abrir la puerta y que el aroma a incienso y velas aromáticas le inundara las fosas nasales era más que suficiente para él.

Colgó sus pertenencias a la entrada, distribuyéndolas en su sitio correspondiente.

Jimin-ah, ¿estás en casa?— Esperó unos segundos y al no recibir respuesta procedió a dirigirse a la cocina para ver que se hacía de comer.

No pasaron más que unos cuantos segundos cuando escuchó el leve rechinido de la puerta de su habitación abrirse. Así que, extrañado, volvió su mirada en esa dirección encontrándose con un adormilado chico de cabello azabache.

—¿Jungkookie?

Los ojos del menor se abrieron rápidamente, brillando al instante al enfocar a Taehyung en la cocina.

—¡Hyung!

El chico sin más corrió por el pequeño espacio que dividía ambas zonas del departamento para lanzarse a los brazos de su novio.

—Pero... ¿Qué estás haciendo aquí?

Jungkook no le prestaba atención, estaba hipnotizado besando los lunares de la cara de Taehyung, sintiéndose dichoso por verlo después de tanto tiempo.

Había pasado tanto... Bueno, probablemente no tanto tiempo, pero, como siempre, a él le habría parecido una eternidad.

Estuvo rogándole por mucho a Jimin que le dejara pasar ese día en el departamento, teniendo la ferviente esperanza de que Taehyung llegara en el algún momento del día. Al principio, el mayor se negaba porque el menor no tenía nada que hacer en su departamento y menos él solo; sí, es cierto que llevaban muchos años de amistad, pero aun así no tenía intenciones de dejar a Jungkook solo.

Al final, Jimin accedió e incluso lo convenció de quedarse el resto del fin de semana. A veces Jungkook podía llegar a ser un chico muy persuasivo.

—Jungkook... Cariño...— Habló suave, intentando separarse del monstruo de músculos que era su novio. —¿Has estado aquí solo todo este tiempo?

El menor asintió. A él realmente no le preocupaba quedarse solo a esperarlo, pero para Taehyung parecía ser un problema mayor.

—¿Cómo te quedaste tú solo aquí, bebé?— Le tomó el rostro, acariciando sus regordetas mejillas. —¿Jimin no te dijo que no vendría a casa por un tiempo? Porque, si es así, voy a tener que pensar seriamente en nuestra amistad."

Jungkook rio al instante ante el comentario para después negar las acusaciones al rubio de su amigo.

—No, Jimin me dijo muchas veces que no vendrías. Aun así, quería esperarte... Y valió la pena la espera.

El rostro de Taehyung se contrajo en un puchero, sin dudar en lanzarse a los brazos de su novio. Su corazón se descontrolo bajo los brazos de Jungkook, gracias a sus dulces palabras.

Por Dios, ¿qué había hecho para tener a una persona tan valiosa a su lado?

—Eres un bobo, conejito...— Volvió a apretarle las esponjosas mejillas, dejando un beso chiquito en sus labios. Lo abrazó de nuevo. —Pudiste haberme llamado para apresurarme.

Jeon apretó su cintura, hundiendo el rostro en la curvatura de su cuello, inhalando su aroma. Si es que el simple hecho de tenerlo en sus brazos ya era más que suficiente para hacerlo feliz. Sin palabras, ni hechos, solo rodeándolo con sus brazos se daba por bien servido.

—No quería interrumpirte.

—Tú nunca.

Lo miró unos segundos, después de separarse, acariciando dulcemente su mejilla antes de besarlo. Suave y tendido. Lento y sin prisa. Adorándolo.

Jungkook no tardó en responderle, inclinando la cabeza un poco para profundizar un poco más el beso. Tocando, con sus tatuadas manos, las líneas finas de la cintura de Taehyung que se dibujaban a través de la tela de la camisa de seda que llevaba.

El beso poco a poco se iba tornando más fogoso. Los suaves roces de Taehyung en el rostro del contrario se convirtieron en jalones desesperados de los cabellos negras de su nuca, buscando profundizar más aquel beso. Al igual que el mayor, las tiernas caricias de Jungkook se transformaron en tirones arrebatados a la ropa, con toda la intención de quitarla de donde estorbaba: el cuerpo de Taehyung.

Con fuerza, el menor tiro todo lo que se encontraba en la barra de desayunar de la cocina para montar a Taehyung en ella y envolviera con sus piernas su cadera.

El sonido húmedo de sus besos, el chasquido de sus lenguas juntas, sus jadeos y respiraciones agitadas fue interrumpido por lo pequeños ladridos de un Yeontan muy asustado que salió despavorido del cuarto de su papá a ver qué pasaba con todo ese ruido.

La pareja, con mucho pesar, se detuvo. Al separarse de los labios del otro con un hilillo de saliva que demostraba lo intenso que había sido el beso y que casi se salía de control, como siempre.

Taehyung se miraba somnoliento con aquellas mejillas sonrosadas y ojos y labios brillantes. A Jungkook se le encogió el corazón cuando, sin querer, el mayor se abrazó nuevamente a él, pidiendo ser llevado a su habitación.

—Cariño, lo siento.— Besó la curvatura de su cuello mientras se movían a su habitación. —Me encantaría poder complacerte esta noche, pero estoy agotado.

Jungkook le besó la sien.

—No te preocupes, amor. Hay que agradecer que es viernes. 







Déjenlos en paz, están enamorados unu

JUST AROUND THE CORNER [KOOKTAE][+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora