DÉCIMO OCTAVO

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—Jungkook... Kook ...— Gemía el mayor, aferrándose con fuerza a las sábanas de la cama mientras ocultaba su rostro en la almohada.— C-creo que ya es suficiente... Ah....

Jungkook sonrió. Sus dedos entraban y salían del interior de su acompañante con sonidos obscenos causados por la cantidad de lubricante que había usado para prepararlo. Abrió un poco más sus piernas, profundizando más en él, girando sus dedos haciendo que se retorciera entre sus brazos.

—Jungkook...— Lloriqueaba, apresando la almohada con sus dientes y sus ojos llorosos. Aquello se estaba sintiendo muy bien. Demasiado bien.— Por favor.... Ya... A ti, te quiero a ti...

La sonrisa de Jungkook se amplió aún más. Mordió la cara interna de la pierna que quedaba a su alcance, arrancándole un gemido agudo cuando, al mismo tiempo, tocaba aquel punto dulce en su interior.

—Conejito...

Jungkook bajó la pierna de su amante, acomodándose con soltura entre las mismas, comenzando a rozar su entrada con su miembro.

No sabían en qué momento se habían desprendido la ropa de sus cuerpos; o cuándo la cercanía entre ambos se había hecho tan escasa

—¿Qué es, bebé?

Gruño frustrado, con un intento inútil de acercar sus caderas a Jungkook que, muy divertido, lo miraba poniéndose el preservativo.

—¡Maldita sea, Jungkook! ¡Fóllame de una vez!

El cuerpo del menor se estremeció entero por la insistencia en su orden. Una risa ronca salió desde su garganta, aumentando la velocidad del trabajo que su mano había iniciado en su masculinidad.

—A tus ordenes, precioso.

La intromisión fue tortuosamente lenta para Taehyung, haciendo que sus manos arrugaran de nueva cuenta las sabanas de la cama. Para Jungkook también estaba siendo difícil controlarse y arrancar con sus instintos más bajos para follar a Taehyung como se merecía: duro, fuerte, intenso; que el cabecero de la cama reventara la pared de tanto golpe.

—Ah... Maldición...— Siseó Jungkook cuando estuvo completamente en su interior.— ¿Puedo moverme?

Taehyung no respondió, giró un poco sus caderas como tanteando el terreno; buscando adaptarse a su tamaño. A él.

—Sí... Sí puedes...

Jungkook dibujó en su rostro una seductora sonrisa mientras peinaba sus cabellos hacia atrás, irguiéndose en su magnífica figura. Taehyung suspiró.

—¿Qué es-.— Sus quejas callaron cuando el menor dio la primera embestida. Lenta, fuerte y muy profunda. Los ojos del mayor se perdieron entre sus párpados y el rubor le coloreo hasta las orejas, casi perdiéndose con el tono de su cabello.

—No seas impaciente, bonito.— Otra embestida más con la misma intensidad de antes. Deslizándose entre sus paredes, sintiendo su calor.— Todo a su tiempo...

Una más.

Y otra más.

Hasta que por fin el menor encontró un ritmo constante que tenía a Taehyung llorando de gusto, soltando gemidos y quejidos suaves, haciendo delirar a Jungkook.

Kookie.... Más... Dame más, por favor... Anhg...— Sus grandes manos se aferraban con fuerza a la cintura de su acompañante, buscando acercarlo más a él.— Por favor...

Jungkook se encendía más y más conforme a las insistentes e infantiles demandas de su chico. Tanto que le daba lo que quería más que inmediatamente. Se apoyó en sus manos, recargándose su peso en ellas, acercando su rostro al mayor mientras aumentaba el ritmo de sus embestidas.

JUST AROUND THE CORNER [KOOKTAE][+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora