🐺|| I, I got my eyes on the prize
Fight 'til the day that I die
Can't knock me down and that's why
I got 'em all the way up
- Todo es diferente cuando te
...
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Narrador POV
Stiles no podía más, no lo aguantó. Se fue corriendo y se ocultó en los vestuarios de la escuela, pero no sabía que Lydia le seguía por detrás. Al chico le estaba dando un ataque de pánico y no podía concentrarse en su alrededor, ni siquiera en las palabras que la chica por la que llevaba años pillado le decía. La pelirroja buscó otra opción para ayudarlo sea como sea y la encontró.
Le besó.
Al parecer, Stiles se fue tranquilizando y luego se separaron, pero ambos estaban algo confundidos por lo que acababa de pasar.
- ¿Cómo has hecho eso? -pregunta con voz débil Stilinski-.
- Yo... una vez leí que, contener la respiración puede parar un ataque de pánico. Así que... cuando te he besado, no has respirado.
- Lo he hecho.
- Sí, lo has hecho.
- Gracias. Muy inteligente.
Después hablando, llegaron a la conclusión de que debían hablar con la orientadora Morrel. Sin embargo, cuando llegaron a su despacho, ella no se encontraba allí, sino una chica que llevaba esperándola por un tiempo para su sesión, algo raro porque ella nunca llegaba tarde. Stiles se adelantó y revisó los cajones de su mesa, en los archivos de Lydia había un dibujo de un árbol.
- Es el mismo.
- El mismo que ¿qué?
- El mismo que siempre te veo dibujando en clase.
- Es un árbol, me gusta dibujar árboles.
- No, pero es exactamente el mismo. Misma medida, mismas ramas, todo igual. Mira.
Se pusieron comprobar lo que el chico decía y tenía toda la razón. Todos y cada uno de los dibujos eran del mismo árbol.
- ¿Qué es esto? -pregunta asustada Lydia-.
- Sé dónde están. Es el nemeton, ahí es donde los tienen encerrados. Tiene que ser.
- ¡Stilinski! -escuchó la voz del inspector-.
- Muy bien, ve a casa de Derek. Peter y él han estado allí, así que saben dónde está, diles que es la cueva de las raíces. Ellos sabrán.
Entonces Lydia se fue, dispuesta a hacer lo mismo que Stiles le había pedido que hiciera.
Una vez llegó a la puerta del loft, tocó un par de veces para que la abrieran. Y no esperó que quien fuera a hacerlo, fuese el mismo que la obligó a revivirle.
