En el camino, no hablamos sobre lo que pasó, ya que Pía era la madre de quienes habían generado el gran problema con Luis. Hablaban de todo menos de eso, y cada vez que yo respondía o decía algo, ella dejaba de hablar y me miraba molesta. Su actitud era tediosa, porque no tenía problema en demostrar a todos que las cosas no estaban bien conmigo. Lo peor era que, si yo actuara igual, probablemente tendría algún problema con alguien más.
Lo positivo del viaje fue notar que Andrew, poco a poco, se iba abriendo y confiando más al hablar de lo que le gustaba, y eso me daba algo de alegría; el más duro se estaba ablandando. Fuera de esas conversaciones, seguíamos yendo de casa en casa, aunque casi no encontrábamos nada, ya que se notaba que otras personas habían tomado lo que quedaba. Fue un viaje largo y pesado, aburrido por tener que frenar en vano al ver todo vacío. Subíamos al instante y continuábamos. Viajamos lejos y, al no querer regresar, seguimos un rato más hasta llegar a un edificio grande.
Frenamos para investigarlo y notamos que era un hotel de tres pisos; había dos departamentos idénticos por piso, excepto uno en el primer piso, que estaba destruido y tenía un agujero que daba a una habitación oscura, cerrada completamente para que nadie pudiera entrar. Intenté observarla mejor, pero me llamaron para seguir buscando, ya que preferían no separarnos en caso de que alguien necesitara ayuda estando solo.
Los departamentos tenían dos habitaciones (una matrimonial y otra para niños), un baño y una cocina comedor; no eran grandes, pero nos servían. Encontramos toallas, latas de comida, sartenes y otros utensilios útiles, así que comenzamos a llenar nuestros bolsos, tratando de no hacer ruido, ya que no conocíamos bien el lugar. Al terminar de revisar, comprobamos que no había nadie y que algunos departamentos de los tres pisos estaban disponibles para usarse. Vimos muertos en el suelo, aunque no eran caminantes; parecía que alguien los había destrozado después de asesinarlos.
Revisamos nuevamente cada rincón de los pisos superiores y, al ver que todo estaba despejado, decidimos quedarnos allí, ya que estaba oscureciendo y el sol apenas se notaba, mientras la iluminación se desvanecía a nuestro alrededor.
Los dos adultos se organizaron para que uno durmiera mientras el otro vigilaba, y nosotros cuatro aprovechamos para hablar un poco antes de dormir. Pía fue a la habitación de los niños, ya que nosotros, al ser más grandes, queríamos quedarnos con la cama más grande. Apenas nos dijeron que fuéramos a descansar, bromeé con Andrew diciendo que quien llegara primero ganaba. No esperaba que siguiera mi juego, así que me asusté al verlo detrás de mí, corriendo con todas sus fuerzas hasta pasarme. Lo seguí e intenté correr más rápido. Fue gracioso ver cómo Becka también se metió al juego, haciéndome desesperar aún más por ganarles.
Salté de espaldas a la cama mientras reía; Andrew cayó a mi lado, y Becka se tiró encima de mi abdomen. Nos mirábamos y reíamos a carcajadas, mientras Leon nos observaba desde la puerta y se acercaba caminando. Ella se sentó contra el respaldo de la cama, y él se acostó, estirándose al lado de su amigo y dejando su torso expuesto. Andrew aprovechó para clavarle el dedo en las costillas, haciéndole cosquillas y generando una pelea en juego. Ambos, entretenidos en su pelea, terminaron metiéndome en medio, entre codazos y golpes accidentales. Becka, por su parte, pedía que paráramos, ya que quería descansar.No pasó mucho tiempo antes de que todos nos acomodáramos para dormir. Uno se acostó a los pies, otro al lado de ambos, y entre los tres continuamos jugando hasta que Becka nos terminó de retar. Nos reímos un rato y finalmente logramos quedarnos completamente dormidos.
Nos despertamos por un ruido extraño; aún era de noche, y los dos adultos se asomaban por la puerta para observar. Leon estaba detrás de ellos, y nosotros tres comenzamos a acercarnos. Todos agarramos un cuchillo y, apenas estuvimos lo suficientemente cerca, Mark y Pía se lanzaron hacia atrás, se pusieron de pie rápidamente y empezaron a empujarnos hacia el baño. Cuando los seis logramos entrar en ese espacio pequeño, cerraron la puerta de golpe, haciendo un ruido bastante fuerte al chocar contra el marco. Poco después, escuchamos un grito completamente inhumano que nos erizó la piel a todos. Nos miramos unos a otros, esperando que alguien supiera algo, mientras intentábamos no respirar para no hacer ruido. Entonces, oímos pasos acercándose por el pasillo, cada vez más cerca. Golpearon la puerta repetidamente con fuerza, intentando entrar en el departamento, hasta que finalmente lograron romperla. La cosa entró, y yo, llevado por la curiosidad de saber qué era, abrí un poco la puerta, dejando un espacio apenas suficiente para ver con un ojo. Mark y Leon se asomaron conmigo, y entonces la vimos.
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Will All This End? Parte I
Science FictionOcho años. Apenas contaba con ocho años cuando mis ojos inocentes se encontraron por primera vez con la sombra de la muerte. A los once, fui testigo de cómo mis acciones desencadenaron ese oscuro e inevitable encuentro. Desde ese fatídico día, la mu...