1. Horror y Soledad

493 26 5
                                    

A mis 8 años de edad, la vida se había convertido en un completo infierno: la sangre, el asesinato, la muerte, la tristeza, el sufrimiento, la agonía y absolutamente todo lo que era completamente horrible se empezaba a manifestar. Nadie comprendía ni comprende por qué, qué pasó, cómo pasó o qué lo generó, pero los momentos aterradores los vivíamos igual.

Una tarde en aquel patio de mi hogar, intentaba disimular ser una gran oficial de policía, ya que era algo que quería de niña. Entretenida en mi juego, no noté que mi madre Isabelle me había llamado hasta que se acercó a la puerta corrediza para volver a llamarme. En ese instante, le pedí que me esperara debido a que todo lo que estaba usando para jugar estaba desparramado en el patio. Comencé a juntar de a poco hasta que logré escuchar un gran clamor sufrido afuera de donde me encontraba. Asustada, me mantuve quieta en una posición tratando de prestar atención a lo que sucedía. Pero al escucharlo más fuerte seguido de otros nuevos sonidos, me asusté extremadamente y fui de inmediato con mis padres para que ellos investigaran qué era. Me miraron asustados; mi madre comenzó a sacudir mi ropa mientras William, o mejor dicho, mi padre, agarraba todos los objetos que habían metido en maletas y bolsas. Ella me alzó y lo ayudó con una de sus manos para luego ir de inmediato hacia el garaje. Me metieron en la parte trasera del auto mientras me pedían que no me quitara la mochila que me habían dado en ese momento. Y cuando uno de los dos abría el portón, el otro lo ayudaba metiendo otras cosas en el baúl del auto. Ella lloraba y él la abrazó; se subieron al auto y nos fuimos sin siquiera cerrar el portón. Me llamó la atención en su momento, ya que siempre se preocupaban mucho en cerrarlo. Hasta que ver a mi madre tan desesperada mientras lloraba me asustaba. Pensé repetidas veces que quizás había pasado algo con alguno de mis familiares, pero nunca respondían a mis preguntas. Seguían callados sin siquiera hablarme, hasta que noté que estábamos cerca de la casa de mis tíos, quienes ya se encontraban esperándonos en la puerta de su casa. Mi tío Negan sostenía un bate en su mano con varios bolsos alrededor de sus piernas, mientras que mi tía, Lucille, sostenía a mi prima bebé, quien dormía en sus brazos. No alcanzamos a frenar que mi tío subió todas las cosas en el baúl y a los segundos estaba sentado al lado mío con su mujer. Ambos me miraron con preocupación y hablaron hasta que sus ojos se abrieron por unos gritos desgarradores que poco a poco se iban escuchando más cerca. Miré hacia la ventana y fue la primera vez que había visto lo que hoy en día sería lo más normal. En ese instante, comencé a llorar desconsoladamente mientras gritaba que vieran lo que estaba pasando. Era una de esas cosas que nadie sabía cómo nombrar, eran bestias sin control con la apariencia de una persona muerta putrefacta. Los olores se sentían extremadamente fuertes y las imágenes eran tan detalladas que me generaban náuseas.
Lloré sin parar al ver cómo esos monstruos arrancaban cada parte de las personas de un grupo en el cual se encontraban niños. Era desesperante ver cómo uno de ellos me miró fijo a los ojos mientras suplicaba que lo salvara. Yo no controlaba lo que sentía, y era demasiado. Nunca había sentido tanto miedo en mi vida, esa desesperación que no te dejaba respirar, ese dolor en el pecho que no era normal. Mi cabeza no paraba de pensar y mis sentimientos desbordaban mi cordura. Negan me abrazó con fuerza mientras trataba de calmarme. Me acarició el cabello, pero yo lloraba desconsoladamente. Me hablaba y trataba de distraerme, pero no lo lograba. En su desesperación por querer ayudarme, no sabía qué hacer. Me dio besos en la cabeza, y Lucille intentaba ayudar, pero no lo lograban. Él se acercó a mi oído y con una voz sumamente baja dijo: "Nos vamos a ir los cuatro juntos, vamos a poder ser felices y las voy a proteger... Te lo prometo, mi niña". Lo miré con mis ojos llenos de lágrimas y él con su pulgar limpió mi rostro, me sonrió e intentó abrazarme nuevamente, pero mi padre nos distrajo.
Nos habíamos quedado atascados; el camino estaba completamente lleno de autos que esperaban, al igual que nosotros, que el embotellamiento se fuera. Mi madre sostenía de la mano a mi padre, y comenzaron a hablar los cuatro adultos sobre qué iban a hacer. No llegaban a ningún acuerdo, pero no era lo que realmente importaba. Estaban todos asustados, no había nadie que no estuviera temblando y con lágrimas en sus ojos. Nadie podía creer lo que estaba pasando, y era entendible. Yo no lo logré entender hasta crecer lo suficiente.
No pasó mucho tiempo en el cual la charla tuvo que frenar por los gritos y las personas corriendo de dónde íbamos a ir. Bajamos del auto para ver qué sucedía y nos encontramos con una gran cantidad de esas cosas viniendo hacia nosotros. Era de noche, así que no podíamos ver mucho, pero se notaba una gran cantidad. Mi madre gritó que corriéramos, pero no llegó a terminar de decirlo que una de esas cosas apareció de debajo de un vehículo e intentó morderla. Negan lo detuvo antes de que lo hiciera con un gran batazo en la cabeza.

Will All This End?  Parte IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora