Desperté con la entrada de Mark a la habitación. Rápidamente me acomodé en la cama, alejándome de él y observando con precaución. Mark, mostrándose amable, se percató de mi situación y decidió obsequiarme una nueva remera. La que llevaba estaba sucia y rota, resultado de mi encuentro con aquel hombre en la ciudad. Hasta ese momento, no me había molestado en cambiarla, y ahora notaba las partes desgastadas y manchadas. Mark, percibiendo mi inquietud, mantuvo cierta distancia. Extendió el brazo para entregarme la nueva prenda: la verde que descansaba en la habitación de Brahim. Sin embargo, al ponérmela, confirmé que me quedaba bastante grande. Mark, siendo más alto que Becka y yo, lo cual era previsible. Con la camiseta puesta, Mark me esperaba afuera de la habitación, indicándome que saliéramos para dirigirnos al gran patio del lugar.
Descendiendo por el lugar, Mark comenzó a explicarme las tareas del día y me consultó si podía colaborar. Necesitaba más manos, ya que la mayoría estaba ocupada. Sin emitir palabra, respondí con un asentimiento, esperando que dejara de hablar. En ese momento, Jhon se cruzó con nosotros al ingresar a la casa y entabló conversación con Mark mientras nos dirigíamos al área donde debíamos realizar nuestras labores.
(...)
Durante toda la mañana, me mantuve ocupada yendo de un lugar a otro para ayudar a aquel hombre. En ocasiones, me cruzaba con personas que no conocía y charlábamos un poco. Me asignaron la tarea de llevar troncos demasiado pesados hasta donde se encontraban las paredes rotas, y era imposible hacerlo sola. Solicité ayuda, y algunos hombres me apoyaron cuando podían, aunque tenían sus propias responsabilidades. Fue entonces cuando Brahim, al notar mi dificultad, vino de inmediato a ayudarme. Juntos llevábamos los troncos, pero la fuerza requerida era tanta que, al llegar al quinto tronco, ya no tenía más energía y se me cayó directo al suelo. Aunque logré evitar que cayera sobre mis pies, una de las ramas cortadas era demasiado larga y, al soltar el tronco, traté de tirar los brazos hacia atrás, lo que provocó que esa rama me lastimara el antebrazo derecho.
Brahim soltó el tronco y se apresuró a comprobar si me había hecho daño. Agarró mi brazo y se fijó, pero resultó ser solo un raspón; me había cortado un poco, apenas una gotita de sangre. Enseguida, Brahim le gritó a Becka que trajera agua oxigenada, ya que aparentemente, una de las pequeñas casas cercanas guardaba suministros de enfermería. Becka trajo el agua oxigenada y una pequeña gasa. Aunque intentaron limpiar la herida, al no querer que gastaran materiales por algo tan simple, les pedí que no lo hicieran. Aceptaron mi decisión y dejaron los suministros cerca por si alguien más se lastimaba. Luego, continuamos, esta vez con la ayuda de Becka.
Al rato, al mediodía, se repitió la rutina de la noche anterior, pero esta vez la comida era diferente: un gran plato de fideos servido en el centro de la mesa. Todos se sirvieron solos, y yo apenas tomé un poco. Comencé a comer mientras intentaba no sentirme tan mal. No tenía otra opción que aguantar y quedarme allí. Aunque era molesto y no me gustaba, no tenía alternativa. Nadie intentaría sacarme, y si lo hiciera, probablemente recibiría golpes aún peores. Casi no quería ver a Adam, pero por suerte, él no apareció nuevamente.
Brahim, por otro lado, me ofreció enseñarme a defenderme, y obviamente no iba a negarme. Ambos nos levantamos de la mesa mientras Becka seguía comiendo y corrimos como si fuera una carrera. Llegamos a una zona bastante descubierta y nos preparamos para practicar. Fue en ese momento cuando me entregó un cuchillo de mentira, hecho de madera.
—¿Por qué me das esto? —Arqueé una ceja mientras lo miraba, esperando que el objeto no tuviera filo.
—Porque voy a enseñarte a usarlo. —Sonrió mientras acomodaba una tabla con forma de persona, la apoyó en la pared y se puso a su lado— Tenemos casi la misma altura, solo que esta es más alta. Lo que tienes que hacer es actuar como si fuera una persona real. Lo único que voy a pedirte es que dejes de lado la belleza que tallé a mano y uses este cuchillo real. Después usaremos el de mentira.
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Will All This End? Parte I
Science FictionOcho años. Apenas contaba con ocho años cuando mis ojos inocentes se encontraron por primera vez con la sombra de la muerte. A los once, fui testigo de cómo mis acciones desencadenaron ese oscuro e inevitable encuentro. Desde ese fatídico día, la mu...