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Mi corazón no se podía tranquilizar

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Mi corazón no se podía tranquilizar. Se sintió emocionado de que Janeth estaba a salvo, de que pudiera volver a abrazarla y besarla. Aún tengo su aroma impregnado en mi nariz. Cuando sean me recoge fuera del hotel, sabe que ya no nos queda tiempo, así que vamos directo a la cabaña a preparar nuestro plan. La idea es que Janeth escape antes de siquiera realizar la boda, y aunque Matt cree que tiene todo controlado Sean ha conseguido meter gente de confianza entre las personas que van a cuidar la zona. Una vez que acordamos la señal para actuar, Sean y yo nos ocultamos dentro de la casa. Ha pasado un rato cuando empezamos a oír voces de la gente de Matt. Sean me indica mantenerme en silencio para que no nos descubran, pero mi ansiedad se hace más grande cuando oigo a Janeth.

—Espera —murmura Sean, sujetando mi brazo.

Escuchamos como le piden a Janeth que suba porque Matt la está esperando, y salimos de nuestro escondite para movernos hacia un sitio que nos permite ver mejor lo que sucede. De nuevo, el disfraz de guardaespaldas que ambos traemos puesto nos permite movernos sin tanto problema. Temo por Janeth, ya que han tardado demasiado tiempo arriba. Sean no desaprovecha la ausencia de Matt y les indica a los hombres que es momento de salir. Selene nos observa sin saber bien si debería hacer algo hasta que Sean se acerca a ella. 

—Tenemos que irnos —le pide.

—¿Y Janeth?

—Yo la esperaré —le digo, pero eso no la tranquiliza.

Sean la lleva afuera y yo me escondo junto a la escalera para ver a Matt. Está tan ensimismado en su casi victoria que no nota la falta de gente. Aprieto el puño, aguantando las ganas de golpearlo y espero a que salga de la casa. Janeth baja casi de inmediato, con un vestido totalmente diferente al que había elegido con Selene. Mira a todos lados, asustada de que Matt haya cumplido lo que sea que le haya dicho para hacerla cambiar de vestido hasta que me encuentre en la oscuridad. 

—¿Rick? —pregunta en un murmullo. Asiento y la envuelvo en mis brazos para tranquilizarla—. ¿Dónde está Matt?
—Afuera —le aviso—. Te está esperando.
—Pero...
—Estaré ahí —le aviso—. Solo hay que esperar a que Matt cierre los cabos sueltos.
Un ruido cerca me hace separarme de ella para esconderme. Selene se acerca y le avisa a Janeth que ya es hora. Espero a que salgan y me asomo por la ventana. Los invitados que tanto estaba esperando han llegado. La abuela de Janeth y su padre avanzan hacia Matt, felices de que el trato vaya a cumplirse.  

Ver a mi abuela y padre me hace pensar que ellos son los cabos sueltos de los que hablaba Rick

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Ver a mi abuela y padre me hace pensar que ellos son los cabos sueltos de los que hablaba Rick. No tardo tanto en darme cuenta de que Matt solo finge ser amable con ellos, mientras sus hombres se aproximan para rodearlos.

—Janeth —me llama Matt y me pongo junto a él—. Quiero mostrarte esto.

Matt me tiende una hoja que indica que soy la titular de varias cuentas multimillonarias, las cuales estaban a nombre de Matt y me dio con tal de salvar parte de su capital antes de ser encarcelado. Al final menciona que una vez que ambos nos casemos el dinero, junto con el que nuestros padres han reunido, se transferirán a una cuenta a nombre de los dos. Lo miro sin saber que hacer y él me da una pluma para firmar de enterada. Trago saliva, pensando que no habrá modo de salir de esto hasta que oímos un par de disparos cerca. Todos los hombres se movilizan creando un pequeño caos que parece el momento perfecto para escapar.

—¡Ahora! —gritan y veo como Selene empieza a correr rumbo al bosque.

Yo intento seguirla, pero Matt me toma del brazo y me lleva al interior de la casa. Forcejeo todo lo que puedo para escapar de él, hasta que ya no pone resistencia. Ahora yace en el suelo, inconsciente. Veo a Rick soltar un trozo de madera que ha tomado de la chimenea, pasa por encima de Matt y vuelve a abrazarme, en señal de que ya estoy a salvo.

—Debemos irnos —murmura en mi oído.

Asiento. Me separa de su cuerpo y toma mi mano para llevarme al interior del bosque. Volteo una última vez para ver a Matt que yace en el marco de la puerta, a los hombres que todavía no notan que está ahí y corro tan rápido como puedo cuando mis ojos se cruzan con los de mi abuela.

—¡Se la están llevando! —grita, señalandome.

Rick aprieta el agarre de su mano y logra introducirnos al bosque antes de que los disparos nos alcancen. No reducimos la velocidad, pero mis pasos comienzan a ser torpes debido a los tacones que traigo puestos y el terreno desigual que vamos pisando. Seguimos adelante hasta que el silencio nos envuelve por completo. Rick se detiene de golpe, lo que me hace caer y ver el cielo a través de los árboles.

—¿Estás bien? —me pregunta.

—Odio este vestido —le suelto, incorporandome.

—Quítatelo —me pide y veo como empieza a desvestirse—. Anda, no tenemos mucho tiempo.

Lo obedezco, o eso intento hacer debido a lo complicado que resulta quitarme el vestido. Rick se da cuenta de que no puedo hacerlo sola y me ayuda a bajar el cierre. Lo rápido que se quita la ropa y me la pone para que el frío no cale hasta mis huesos me sorprende. Cuando lo miro, veo que trae un pantalón de mezclilla junto con un suéter negro.

—No iba a dejarte con un vestido de novia —suelta tomando la prenda y lanzandola lejos de donde estamos—. Estamos cerca.

Extiende su mano para que vuelva a tomarla y entrelazo sus dedos con los míos para dejar que me guíe hasta las orillas del bosque, donde una camioneta negra nos espera. Estamos a muy poco de llegar cuando un disparo golpea uno de los vidrios haciéndolo estallar en mil pedazos. Giramos la cabeza y vemos a Matt apuntarnos directamente.

Juguemos a que soy tuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora