34

3.9K 278 16
                                    

Cuando Madame me ve entrar a su oficina, su rostro refleja tristeza

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Cuando Madame me ve entrar a su oficina, su rostro refleja tristeza. Se acerca a mí para darme un fuerte abrazo, y me lleva hasta su escritorio donde tiene varios papeles regados. Me siento y viene a mi memoria el día donde me dijo que tendría que volver a trabajar como dama de compañía. Sonrío con melancolía, pensando en la Janeth inocente de hace unos meses, y miro a Madame.
—¿Qué haces aquí? —pregunta preocupada—. Creí que estarías a salvo con Rick.
—Más gente me estaba buscando —respondo—. Madame… ¿Qué sabes de mamá?
Madame se deja caer en su asiento. Frota su rostro, como si hablar de mamá fuera un tema incómodo, y empieza a buscar entre sus cosas hasta que saca un sobre de papel que me extiende. Yo lo tomo, y al momento de querer destaparlo, un hombre se acerca a nosotras.
—Matt vendrá pronto —anuncia—. Quiere que Janeth este lista, tal y como acordaron.
Ignoro el dolor de la traición y destapo el sobre para encontrarme con algunas fotografías. Se ve una joven cargando un bebé, sonriendo a la cámara. La joven embarazada. La joven abrazada de una mujer que reconozco. Miro a Madame, me levanto indignada y trato de calmarme antes de perder el control. Madame conocía a mi mamá. Ella lo sabía todo. Su rostro me lo dice.
—Lamento que las cosas hayan sido de este modo —habla con voz dulce—. Pero, no podía tenerte sin trabajar.
—¿Qué le pasó a mi madre?
—Tu padre la encontró, quería que volviera con ellos para criarte juntos. Iba a escapar cuando tuvo un accidente.
—¿La mató? —pregunto horrorizada. Madame se queda callada confirmandome mis sospechas. La veo sacar una caja que reconozco a la perfección y suspiro cansada. Mi vida no ha sido más que una gran mentira.
—El padre de Matt sabía donde estabas —confiesa—. Pero, nunca supo realmente quién eras. Que Matt te encontrara fue pura casualidad.
—¿Y por qué me mandaste con Rick? —pregunto, solo que no espero la respuesta. Todos fuimos usados, como parte del plan de Madame—. ¿Qué vas a ganar con esto?
—Janeth, debes entenderme… —trata de justificarse—. Las chicas necesitan un lugar donde quedarse. Sin mí, ellas no tendrían a donde ir.
—Eres muy egoísta —escupo enojada—. Vendiste a mi madre, me vendiste a mí y vendiste a Rick. Creí que eras mi familia.
No dejo que hable. Tomo la caja y salgo de ahí, directo a mi cuarto. Mary me abraza en cuanto me ve. Mientras me alisto, me relata que los hombres de Matt no solo estuvieron cuidando, lo que me asquea. Le cuento todo lo que ha sucedido, los motivos de que Matt me estuviera buscando y el dinero que está de por medio.
—¿Madame lo sabía todo? —pregunta dolida.
—Todo fue parte de un plan —respondo—. Incluso Rick fue engañado…
Mary sonríe un poco. Me pide que le hablé de él y lo hago. Le expreso todo lo que siento sin temor alguno hasta que Madame nos interrumpe. Me mira, toma mi brazo y me saca de ahí sin darme oportunidad de despedirme.
—Matt ya está aquí —murmura.
Prefiero quedarme en silencio. Siento un nudo en mi estómago, como cuando te subes a una montaña rusa y empiezo a jugar con mis dedos para calmarme. Abre la puerta de si oficina, y lo veo. Esta completamente diferente a cómo lo recordaba.
—¿Matt? —Me siento como uno de los tantos sueños que tuve durante los primeros días que nos separamos.
—Tan hermosa como siempre —habla animado—. He batallado mucho para encontrarte.
—Las cosas no salieron como esperaba —murmuro.
Él trata de acercarse a mí, pero doy un paso hacia atrás cómo si se tratara de un desconocido. Madame me empuja un poco hacia él, lo que lo hace reír. Mi mente va directo a Rick. A cuanto extraño su nariz, sus ojos azules, su risa ronca, su seriedad. Matt parece notar que estoy pensando en otra cosa y me toma las manos para llamar mi atención.
—Perdóname —dice. Suena arrepentido y yo quisiera creerle—. Las cosas se complicaron y ya no pude venir por ti.
—¿Nos vamos? —pido a modo de súplica. Empiezo a sentirme terrible por permitir que Madame me usara para su propio beneficio.
Ambos parecen sorprenderse de mi decisión, pero no dicen nada. Madame nos deja pasar, fuera de su oficina y veo a todas las chicas que eran mi familia quedarse con una vida que solo las dejara vacías. Los hombres de Matt nos siguen de cerca hasta la salida, donde una limosina espera.
—¿Estás bien? —pregunta Matt una vez que subimos—. Estás muy callada.
Finjo una sonrisa y acaricio su rostro con melancolía. Madame tenía algo de razón. Estar con Rick me permitió saber todo lo que puedo ser capaz de hacer.
—Solo… Es muy extraño tenerte de vuelta —me sincero.
Matt me abraza con fervor para darme un suave beso que debo corresponder. No dejo de pensar en Rick, en lo que podría estar haciendo, en sí estará a salvo. Pero debo fingir. Matt no puede saber que he dejado de amarlo.
—Al aeropuerto —le ordena al chófer y entro un poco en pánico. Matt sonríe, aprieta mi barbilla y me vuelve a besar, pero ahora con algo de posesividad—. No dejaré que nadie te aleje de mi lado, Janeth. Eres muy valiosa para mí.
—No me iré —prometo. Matt me libera, aliviado por mis palabras—. ¿A dónde iremos?
—Europa —habla con seriedad—. Hay algunos negocios que necesito cerrar.

Juguemos a que soy tuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora