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Quiero marcarle a Janeth para decirle que aliste sus cosas, pero necesito descubrir lo que realmente sucede con ella y los motivos por los que Matt está tan interesado en ella

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Quiero marcarle a Janeth para decirle que aliste sus cosas, pero necesito descubrir lo que realmente sucede con ella y los motivos por los que Matt está tan interesado en ella. Sigo revisando la caja, destruyendo cada foto inapropiada de ella, separando las cartas que se escribían y guardando los papeles importantes dentro de un folder.

Janeth Park en realidad es Janeth Perkins, hija de la mujer que la señora Perk ha estado buscando. Llegó con Madame a la edad de 16 años, quien la aceptó como ayuda para limpieza a pesar de su insistencia de ser parte del negocio de damas de compañía. Madame hurgó en su pasado, y descubrió que la madre de Janeth murió cuando ella era muy pequeña, haciéndola ir directamente a un orfanato. Aunque tuvo varias familias, Janeth nunca logró acoplarse hasta llegar con Madame, quien decidió convertirse en su tutora legal hasta dar con algún familiar. De ahí que cuando Matt decidiera pedirle matrimonio a Janeth, Madame se negara demasiado. Ella sabía en lo que andaba Matt, y lo que sucedería una vez que Janeth se casará con él. Los dos irían a la cárcel. Con el tiempo él saldría, y ella quedaría como la culpable debido a algunas firmas y montos que quedaron a su nombre luego del fraude millonario por el que Matt fue detenido.

Pero, sé que hay algo más. Estoy seguro de que Matt conoce algo más sobre Janeth que la hizo escogerla de entre tanta chica, enamorarla y hacerla pensar que podían tener un futuro juntos. Y eso es lo único que la señora Perk puede decirme.

Tocan la puerta, y veo a la anciana entrar. Su rostro refleja esperanza, y algo de preocupación. Me saluda tímidamente, toma asiento y observa observa las fotografías. La primera que toma es la joven cargando a un bebé en brazos. Suelta un sollozo ahogado, me mira sorprendida y revisa todo el escritorio en busca de más.

—¿De dónde la sacó? —pregunta—. ¿Quién le ha dado estás fotografías?

—Mathew —suelto y su rostro empalidece—. ¿Sabía qué es la madre de Janeth?

—¿Janeth? ¿La chica que tiene bajo su cuidado? —Asiento—. No puede ser ella.

—Matt se dio a la tarea de buscar todo sobre el pasado de Janeth —le entrego los papeles donde explica quién es ella—. Llamé a Madame para pedir explicaciones y me contó cómo es que Janeth llegó a su Mansión. Tuve suerte de que los hombres de Matt se hayan retirado, aunque eso solo puede ser una mala señal.

—¿Mala señal?

—Ya saben que ella está conmigo, es cuestión de tiempo para que vengan. —Miro la hora—. Y Matt saldrá pronto de la cárcel. Parece que las últimas piezas del juego comienzan a ser movidas.

—Ella no puede ser mi nieta —piensa en voz alta—. No puede.

—¿La mujer de la foto es su hija? —la cuestiono—. ¿Por qué encontrarla hasta ahora?

—Por Matt —murmura—. Su padre era mejor amigo de mi hijo.

—No entiendo nada —murmuro.

Voltea hacia la puerta, y un hombre mayor se adentra a mi oficina. Veo una similitud con Janeth que me descoloca. La mujer misteriosa no era hija de la señora Perk, era esposa de su hijo.

—¿Por qué? ¿Qué quieren de ella?

—Tiene que cumplir con su deber —habla la mujer—. Lo sentimos, Rick. No queríamos involucrarte demasiado en esto, pero fue inevitable.

Oigo un grito de la señorita Prince. Me pongo de pie y trato de ir hacia donde ella. La señora Perk se pone en mi camino, me hace un gesto de que vuelva a sentarme, y le pide a su hijo vaya a ver cómo está mi secretaria.

—¿Qué quieren?

—Terminar con esto —habla—. Matt y Janeth deben estar juntos. Su unión será buena para nosotros.

—¿Quiénes son nosotros?

—Mi hijo y su mejor amigo habían hecho planes de casar a sus hijos e unir fortunas una vez que fueran mayores de edad —explica—. Mi nuera descubrió el trato, y escapó en cuanto tuvo oportunidad.

—Matt no tiene dinero, le confiscaron todo cuando fue encarcelado por fraude —indico.

—Claro que lo tiene, solo que lo puso a nombre de Janeth. —La veo rebuscar entre su bolso—. Por eso la insistencia en encontrarlo. Necesita de ella para tener nuevo capital, y en cuanto se casen se liberará un fondo que se ha tenido guardado desde que eran pequeños.

—¿Solo quiere a Janeth por el dinero? —pregunto asqueado—. ¿Por eso la busco a casa de Madame?

—El pequeño cabrón se nos adelantó —murmura—. Ya averiguare como hizo para encontrarla antes que nosotros.

—Mamá —la llama su hijo—. Parece que va perfecto. Podemos seguir con el plan.

—Como decía —añade la señora Perk—. Lamento haberlo involucrado en esto, señor Winston.

La veo sacar una pequeña pistola. Trato de moverme con rapidez antes de que dispare, pero siento la calidez de mi propia sangre bajando por mi pecho.

—No se preocupe por su secretaría, despertará justo después de que usted muera —dice la señora Perk, saliendo de mi oficina.

Su hijo me observa, encoge los hombros y se lleva la caja de Matt junto con los papeles que había apartado. Me pongo de pie, e intento perseguirlos pero mi cuerpo empieza a sentirse débil. Caigo antes de la puerta, maldiciendome por ser tan ingenuo y pienso en que no puedo morir así. No con Janeth estando en peligro.

Busco a tientas mi teléfono. Marco el primer número que aparece, y espero el tono de colgado. Oigo su voz, agitada, preguntando por mi y por Janeth. No entiendo de lo que habla... Murmuro algo, o eso creo hacer, antes de dejar que el cansancio me consuma por completo. Cierro los ojos, su voz me llama con desespero y quisiera decirle que cuide a Janeth porque yo ya no estaré ahí.

Visualizo su rostro, la primera noche que estuvimos juntos y sonrío perdido en el recuerdo. Creo ver a alguien mirarme, diciéndome que no me duerma, pero el sueño es más fuerte.

Y todo imagen se convierte en un hoyo negro del que no voy a salir.

Juguemos a que soy tuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora