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Natasha

Finalizo la llamada y busco ropa al azar en mi armario.

—¡Julieta! —llamo.

La susodicha llega de una vez.

—Mande.

—En media hora volamos a Cali, prepara lo necesario.

Se va sin rechistar. Me decido por un vestido aterciopelado blanco ceñido que me llega un poco más arriba de las rodillas. Escojo también una cartera del mismo color, Gucci.

Me coloco lentes Rayban y me subo a los tacones de aguja. Tengo hasta las bragas blancas, voy vestida del color de la pureza. Con un simple outfit blanco pretendo invocar buenas noticias.

Dejo que el cabello largo me caiga por la espalda como si de una cascada de café se tratase.

Voy hacia la cama, meto mi baby-glok en la cartera junto con unos veinte fajos de dólares, un paquete de coca, y unas navajas que nunca están demás.

—Dorothea se niega a cooperar —reconozco la voz de Júpiter en la puerta.

—¿Y desde cuando te queda grande un trabajo que te asigno? —pregunto sin dejar de guardar cosas en la cartera.

Mi celular vibra y no le presto atención.

—Ya le cortamos un dedo y no hace más que ofrecer dinero a cambio de que la liberemos, no podemos torturarla más, es peligroso que se llegue a enterar de que nosotros somos la DHV.

—¿Cuando he traído a alguien aquí para que lo liberen después? ¡El que entra aquí no sale! Así que sacale la información sea como sea, que igual la vas a matar.

Se queda callado y me bajo de los tacones para ir a la sala de interrogatorios.

Tiene la cabeza sobre la mesa y está atada a una silla. La agarro del nacimiento del cabello, tiene un ojo morado y el labio partido.

—¿Dónde está Anthoaneth?

Su mirada está perdida, no tiene ni fuerza para mantener la mirada en alto.

—¿Donde está Anthoaneth? —pregunto con más calma.

—Parece que le es leal a su amiga —dice Julieta entrando a la sala.

Le lanzo un puñetazo a Dorothea y la suelto.

—Tan leal que se le folla al marido cada que le da la gana —contesto—. Sacale la información como sea.

Asiente.

—No sé en qué momento mis reglas cambiaron ¡Júpiter hace parte de los operativos desde aquí! ¡Júpiter no sale de aquí bajo ninguna circunstancia! La única forma es que yo lo pida. ¡Si te queda muy grande sacarle información a alguien, te vas!

—El jet está listo —es lo único que dice.

Me voy a mi habitación a por mis cosas, vuelvo a subirme a los tacones y enciendo el teléfono antes de meterlo a la cartera. Tengo dos mensajes de Logan.

"¿Y a ti quién te dijo que estoy en Cali?"

"Donde rompiste mi corazón tomando una decisión bastante egoísta, aquí estoy"

Lo meto a la cartera de mala gana y rasco mi cabeza ¡¿Por qué este hombre tiene que ser dramático para todo?!

—¡Julieta! —no viene —¡Julieta! —salgo de la habitación—. ¡JULIETA!

—Mande —sale de la sala de interrogatorios.

—Deja que Júpiter se encargue de la árabe. Y empaca el triple, que nos esperan tres horas y media de viaje. Se cambia el rumbo, nos vamos a Grecia.

Danger high voltageDonde viven las historias. Descúbrelo ahora