XIV

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Bombay / La India.

Dos días antes del Choegoui him.

Anthoaneth.

Thaily de Yadav me sirve té en una taza de porcelana para luego colocarla sobre un pequeño plato y tenderme el frasco con terrones de azúcar para yo echarle a mi gusto.

Estamos en el jardín de su rústico hogar, donde sólo tienen sembradas plantas medicinales en macetas; La India y sus creencias locas.

El nerviosismo de todos fue evidente cuando llegué sin anunciarme, la mayoría de las mafias me tienen miedo, pero a la vez me rinden respeto y glorificación, y por supuesto; yo me vanaglorio de eso.

—¿A qué debo tu sorpresiva visita, Anthoaneth? —indaga Jailev, arremangando su camisa de cuadros.

—Ho bisogno del vostro aiuto —le hablo en mi idioma natal y se lo traduzco al recordar que solo habla hindú y español a duras penas.

«Ho bisogno del vostro aiuto: Necesito de tu ayuda»

Le echo dos terrones de azúcar al té y lo revuelvo con la pequeña cucharilla.

—Te escucho —se sienta frente a mí, comenzando a comer galletas que su otra esposa le acaba de traer—. Por cierto, mi sentido pésame por la muerte de tu esposo.

—Grazie —suspiro y finjo lamento.

Cruzo las piernas y muevo tranquilamente mi pié, sacando a relucir mis nuevos tacones de Loriblú.

—Yo maté a mi marido —le confieso con simpleza. Su cara de asombro es notoria, pero sabe disimularla muy bien—. Me fue infiel con la que era mi mejor amiga y ahora la estoy buscando para que siga revolcandose en el infierno como la cagna que es —hablo tranquila mientras bebo un poco de té.

«Cagna: Perra»

—Dorotea y Natasha Videla estuvieron con él en una habitación del Big Stars de Hollywood.

—¿En qué puedo ayudarte exactamente? —estira sus brazos al espaldar de la silla para descansar su cabeza entre ellos.

—Quiero que tú y tus donne persuadan a Natasha, vayan a su casa y me traigan la mayor información posible —explico—. Tengo entendido que tu esposa Darsha es ex-agente del SVR y Thaily sicaria retirada.

—Así es.

—Lo que necesiten, yo se los proporcionaré. Puedo darles a cambio dinero, joyas poder... —bostezo— todo sinónimo de grandeza.

—Eso podemos discutirlo luego —hace un ademán de importancia.

—Necesito ubicar a Dorotea Kassabji —le digo, resoplando—. Pero he enviado a mis mejores capodecinas y no han hayado ni migajas. Y tengo grandes sospechas de que está usando a Natasha Videla como escudo.

—Entiendo que Dorotea haya sido la perra de Federico —frunce el entrecejo—, pero no me ha quedado del todo claro por qué Natasha. Es traficante excepcional que nunca se ve en otros líos.

—Jaliev —me estiro un poco—. Federico frecuentaba mucho el Big Stars por la ausencia de cámaras, pero Hollywood tiene seguridad en las calles al ser la ciudad de las estrellas. Es obvio que salieron por la ventana y las cámaras las captaron.

Él asiente, comprendiendo todo.

—Los de la mafia rusa me comentaron que hace unas semanas le compraron paquetes de cocaína a Graham de Oliveira.

—Pues, ahí lo tienes —le soplo.

—Hoy mismo le explicaré todo a mis esposas, te doy mi palabra, Anthoaneth Ferrara, ¿Cuando quieres que comencemos?

Danger high voltageDonde viven las historias. Descúbrelo ahora