XIV

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Yangdong / Corea del Sur.

Logan.

Abro los ojos y hago una mueca cuando hago un mal movimiento que hace crugir mi cuello, causando un dolor horrible. Sumándole la mala posición en que dormí.

No sé cómo, pero de alguna manera milagrosamente extraña, logré convencerla de que descansara un poco en la madrugada. Intenté meter calma a la situación, aún cuando al parecer, yo soy el más nervioso de los dos.

Aparto con cuidado la cabeza de Natasha de mi regazo con una mano en mi cuello adolorido. En el sofá, pero logré que se durmiera un rato, algo es algo.

He llamado a Culebra y a Sekhmet no sé cuántas veces y ambos parecen tener los jodidos teléfonos apagados. ¿Por qué no han llegado? ¡Se supone que tenían que llegar aquí ayer antes del mediodía!

Coloco estratégicamente la cabeza de mi mujer en uno de los cojines y me estiro, intentando hacer el menor ruído posible. Mierda, me duele demasiado el cuello.

Pero hoy la vida no quiere nada conmigo.

Mi teléfono empieza a sonar en mi bolsillo, lo saco torpemente aún adormilado y maldigo en mis adentros. Lo que me faltaba.

Anthoaneth me está llamando por WhatsApp, al menos, a mi suerte, es una llamada normal y no una de video.

—Bom día —saludo, adentrándome al pasillo para meterme en mi habitación y así eliminar las posibilidades de despertar a Natasha.

—Hola, ¿Estás con Sekhmet?

—No —relamo mis labios—. Anthoaneth, no sé dónde está.

—¿No estás en Yangdong? No me contesta las llamadas, habíamos quedado en ir juntas ayer al choegoui him y nunca apareció, yo... —continúa hablando con su idioma natal—. Voy volando hacia allá, tengo que hablar un asunto con ella.

El sueño se me quita con inmediatez con el "Voy volando hacia allá" Pero hago lo posible por no demostrar mi estupor.

—Anthoaneth, estoy en Yangdong. Sekhmet no está aquí, ella... —exhalo—. Ella ha desaparecido junto a Culebra.

Omito TODOS los detalles del secuestro, obviando que no puede enterarse por nada del mundo.

—¡¿En qué momento?! —exclama, asustada por la noticia—. ¿Cuándo la viste por última vez? No puede ser, ella no puede estar desaparecida. Mi amiga no.

Ay, mi amor. Si supieras.

Empieza a desproticar palabras que no entiendo porque empieza a ligar el italiano con el español.

—Llego en veinte minutos, hayá resolvemos.

Y me cuelga, sin dejarme contestar. Maldita sea, lo que no quería.

Voy hasta la sala y toco con suavidad el hombro de Natasha, ella no tarda en levantarse de un respingo.

—¿Mi hermana ya llegó? —es lo primero que abandona sus labios.

Niego con la cabeza.

—Natasha, Anthoaneth se está dirigiendo hacia aquí en este preciso momento, tenemos que esconderte o sacarte de aquí. Pero no podemos dejar que te vea, ¿Lo sabes?

Mira hacia arriba, pestañeando consecutivas veces, analizando lo que le estoy explicando. De pronto planta su mirada en mis ojos con cara de idea.

—Tengo una idea —confirma mis sospechas—. Dijiste que Anthoaneth viene hacia acá —se levanta y camina de un lado a otro.

Danger high voltageDonde viven las historias. Descúbrelo ahora