heaven, visit ii

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Jisung había imaginado, en algunas ocasiones, cómo sería su reencuentro con Minho

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Jisung había imaginado, en algunas ocasiones, cómo sería su reencuentro con Minho. ¿Correría a sus brazos y lo besaría igual que en las películas? O podría fingir indiferencia, para evitar llamar la atención de Jeongin y obtener represalias. Tal vez le haría una llave de judo por verse incapaz de contener su molestia. Existían muchos falsos escenarios diferentes para esa misma situación.

Y sin embargo, al verlo, Jisung se quedó mudo.

— Vaya, qué sorpresa— oyó decir al Diablo. A juzgar por su voz, él no estaba sorprendido en lo más mínimo.

Cinco metros más allá, la mancha lumínica que debía ser Dios y su invitado terminaban el viaje. El halo de luz que los envolvía ya se dispersaba. Minho dio un paso adelante, como si estuviera listo para correr hacia Jisung. Eso puso una sonrisa en su rostro que se forzó a eliminar. Jisung miró al Diablo con aspecto estupefacto.

— Señor, ¿qué está pasando?

Jeongin le devolvió la mirada, y era tan fría que Jisung debió obligarse a mantenerse en pie. Él sospechaba.

Síp, Jeongin iba a derretirlo en un charco de dolor.

El Diablo, sin embargo, devolvió su mirada al frente y retomó el gesto amigable.

— Entonces por esto pediste que Jisung viniera, ¿eh?— dijo a la mancha. Su tono pasivo-agresivo daba más miedo que la mirada gélida de momentos atrás. La mancha no respondió. En su lugar; hizo la cosa más difícil de asimilar para Jisung desde que las llamadas con Minho comenzaron muchos meses antes.

La intensidad de la luz bajó, la mancha comenzó a difuminarse hasta que Jisung llegó a entrever una silueta masculina. Tomó forma. Los últimos vestigios del viaje desaparecieron, el brillo se dispersó lo suficiente para que no fuera difícil de mirar. No estaba lejos, no lo suficiente para no poder reconocerlo. Jisung miró y tropezó sobre sus pies. Ese no era Dios. Ese no podía ser Dios.

Lo que antes era una mancha de luz le sonrió. Los hoyuelos junto a su boca se acentuaron. Minho dejó de ver a Jisung por primera vez -él era taaaan romántico- y miró a su lado. Cuando reconoció a su acompañante, soltó un grito. Lo primero que Jisung escuchaba de Minho en seis meses era una grito. Amaba su relación.

Pero no era momento para cursilerías.

Minho tropezó hacia atrás y cayó sobre su trasero. No le dio importancia, tenía los ojos clavados en el chico de pie a un lado suyo. Había sido una mancha, pero antes de eso fue su compañero de camada.

— ¿Veinte?

Era lo que Jisung necesitaba para que fuera su turno de gritar.

Veinte puso sus manos en la cintura y frunció el ceño.

— Me llamo Chan, se los dije mil veces.

— ¡Lo que sea!— Minho exclamó. Se puso de pie, con las rodillas temblorosas—. ¿Qué estás haciendo aquí? ¡Dos me dijo que estabas trabajando!

DEMON LINE ❍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora