DEMON LINE ❍

#０４

— Número de la...

— ¿Qué es esa bestia de la que hablas?

— Ah, chico. ¿Vas a llamar todos los días?

— ¿Los días pasan allí?

— Sólo en la Isla de los Eternos. Sigo el ritmo en base a eso.

— ¿Isla...? Ok, luego preguntaré. Ahora quiero saber quién es la tal bestia.

— Mi mamá.

— ¿Eh?

— Te conté del animal y sus crías. Pues la bestia es mamá, y yo soy su cría.

— ¿Tienes mamá?

— Ha tenido billones de hijos, ¿crees que me recuerda?

— ¿Y tu papá?

— Somos hijos del Averno. No tenemos padre.

— Wow, qué... triste.

— ¿Por qué? No conocí otra cosa. Aquí no existe la tristeza. A no ser que sea para la tortura.

— Entonces sí hay tortura...

— Por supuesto. Así como hay recompensas.

— Lo pondré en dudas pendientes. Ahora... ¿cómo son ustedes? ¿Cómo... cómo eres?

— ¿A qué te refieres?

— ¿Cómo son físicamente? ¿Humanoides, fantasmagóricos? ¿Qué haces durante el día? ¿Hay hombres y mujeres? ¿Qué comen? ¿Cómo van al baño? ¿Cómo se reproducen? Ah, espera, la mamá y sus crías...

— Oye chico, respira.

— Soy Jisung. ¿Me dirás?

— De acuerdo, sólo... déjame pensarlas.

— Dios bendito, piensa lo que quieras señor demonio.

— Pues somos... ¿como ustedes? Nunca vi a un humano, pero se supone que debemos ser iguales a la creación, como un tipo de burla al de arriba. ¿Fantasmagóricos? Mmh, no. Somos de carne y hueso, con pelos, uñas, dientes y toda la cosa. Durante el día trabajamos aquí, o al menos yo, y voy a la Academia cuando el sol llega al pico más alto en la Isla. No voy a quedarme aquí para siempre, si entiendes. Luego... sí hay hombres y mujeres, somos una sátira a la sociedad humana. Comemos los frutos del jardín de Perséfone, pero no lo necesitamos para vivir. Orino por el pene, supongo que los humanos también, y no necesitamos reproducirnos para tener niños, pero algunos lo hacen. Aunque si me preguntas, no querría un hijo por más fantástico que sea el sexo. ¿Algo más?

— N-no... no sé...

— ¿Fue mucho para ti?

— Ustedes son... ¡increíbles! ¡Quiero saberlo todo sobre el Averno! ¡Debe ser genial ser un demonio!

— Uh, chico, ¿sabes? No soy un demonio.

— ¿Cómo?

— Eso. Los demonios son tipos muy elitistas, agradezco no ser uno. Se creen la gran cosa porque son siervos directos del Señor de las Tinieblas. El otro día me crucé con el hijo de Zere y casi que-

— ¿E-entonces qué eres?

— Un hijo de la Bestia, ya te dije.

— Bien... estoy muy confundido.

— Significa que ya fue mucho por hoy.

— ¡Ni se te ocurra colgarme!

— En todo este tiempo podría haber entrado una llamada importante, ocupas lugares en la línea.

— P-pero aún tengo dudas...

— Adiós, chico.

— ¿Señor dem- Ah, no eres un demonio.

— ...

— ¿Hola? ¿Sigues ahí?

— ...

— ¿Qué nombre voy a darte ahora?

— Bienvenido a...