La llegada del sábado trajo consigo un bonito regalo. Jisung despertó aún entre los brazos de Minho, encogido en forma de bolita para mantener el calor. Era el gran (gran) día. Con un suspiro pesado se alejó de su rinconcito de calidez y bajó de la cama. Hacía tanto, pero tanto frío, que Jisung ya se esperaba ver lo que creía al abrir la ventana. ¡Y no podía esperar por la reacción de Minho!
— Está helando— susurró entonces el chico en su cama. Tenía un solo ojo abierto y el cabello desparramado sobre la almohada—. Es mucho frío, ¡mucho! No voy a extrañar esto para nada.
— Pero a mí sí vas a extrañarme, ¿no?— preguntó Jisung en ese tono pícaro que Minho le había pegado. Le guiñó un ojo y se inclinó cerca, pero Minho sólo negó.
— Me seguirás llamando. No voy a librarme de ti tan fácil.
Jisung sabía que mentía. Lo golpeó con la almohada y le ordenó ir en busca del desayuno, porque él no dejaría la cama hasta que el frío pasase un poco. Minho aceptó luego de un par de maldiciones. Jisung esperó entre el calor de sus frazadas mientras su chico favorito hacía todo el camino escaleras abajo, donde suponía que mamá ya lo esperaba, contando dentro de su mente por la curiosidad de cuánto tardaría Minho en volver gritando.
— ¡Jisung!
Bueno, fueron casi veinte segundos.
— ¡Hay algo blanco cayendo del cielo!— la puerta se abrió de par en par para darle entrada al Minho más emocionado que Jisung vio hasta entonces—. ¡Está en todos lados!
— Ven, te explico.
El comienzo del último día de Minho en la Tierra fue una larga charla sobre el origen de la nieve. El no humano estaba anonadado con cada cosa que Jisung se tomó el tiempo de contarle, a Minho le gustaba mucho aprender. Entonces ellos estuvieron en la cama por casi dos horas, viendo videos de nevadas en diferentes partes del mundo y explicaciones de ese programa para niños que Jisung veía en las tardes de su infancia. Naturalmente no llegaron al desayuno, por lo que al salir del cuarto se toparon con el denso aroma a caldo del almuerzo esparciéndose por toda la casa. Jisung comenzaba a odiar el caldo.
— Es un día especial— les dijo Jiseo al verlos entrar a la cocina—. Minho va a irse hoy, así que cociné algo que le gusta mucho. Y Jisung, no me pongas esa cara. Ve a poner la mesa.
Minho insistió en salir de la casa luego de que terminaran de comer. Sus últimas horas juntos parecían volar de lo rápido que se pasaban, y Jisung sentía que tenía mil cosas por mostrarle a Minho y muy poco tiempo para hacerlo. Pero ver la nieve por un rato parecía un buen comienzo. Seúl pintada de blanco era una imagen que a Minho le gustaría guardar.
— El frío podría matarme— susurró Jisung, sin pretender hacerlo sonar como una indirecta. Él y Minho estaban sentados en uno de los bancos del parque de la otra vez, uno al lado del otro y no haciendo más que mirar el paisaje invernal.
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DEMON LINE ❍
Fanfiction❝¿Por qué un demonio usaría un teléfono?❞ ❥ fantasía au ❥ esto es algo, pero no sé muy bien qué ❥ no acepto adaptaciones de esta historia :( disculpen AVISO, GENTE este fic sucede en un mundo fantasioso completamente creado por mí...