DEMON LINE ❍

#１１

— ¿Jisung?

— El mismo. ¿Te llegó la carta? Por favor di que sí.

— Sí.

— ¿Y bien?

— Pues puedo decirte que el tipo del correo es un diablito de rango bajo, por eso te miró así. Ellos particularmente no se llevan con los humanos.

— Me dio escalofríos con la mirada. ¡Era muy oscura!

— Típico de los diablos, así intimidan. Ah, por cierto, los demonios no tienen cola. O al menos no todo el tiempo.

— ¿Todo el tiempo?

— Cambian su cuerpo a su gusto, de querer se las ponen.

— Wow... ¿y tú puedes hacer eso?

— ¿Para qué? Así estoy perfecto.

— Estoy comenzando a pensar que no eres tan guapo como dices.

— ...

— ¿Minho?

— ¿Qué demonios has dicho? Retractate.

— Uh, nopi.

— Retractate o voy en la noche a jalarte de las patas.

— ¿Puedes hacer eso?

— ¿Me estás retando?

— ¡Bien! ¡Me retracto!

— Así me gusta.

— Ajá, ajá, claro. Oye, Minho...

— ¿Mmh?

— ¿Te gustaron mis regalos?

— Los disfruté hasta el último momento.

— No hablaba de los cupcakes.

— Ah, sí. La comida aún no la pruebo, tiene aspecto peligroso. Y las películas no son compatibles con mi reproductor de CD's, así que voy a esperar a que Veinte me devuelva la computadora para probar ahí.

— ¿Y... mi sudadera?

— Es... singular. Huele dulce.

— Será el suavizante que usa mamá cuando lava.

— No, sé distinguirlo. Me refiero a la sensación, es dulce, una esencia pura. Huele como a felicidad mezclada con esperanzas. No logro reconocer qué es.

— ¡¿Puedes oler sentimientos?!

— Sí, todos podemos. O al menos yo lo hacía, porque no reconozco qué sentimiento es el que tú tienes. Dulce, está impregnado en todos tus regalos. Jamás lo he sentido.

— Uh, no sé qué será...

— No importa, tal vez luego lo recuerde.

— ¿Huele a algo más?

— Algo de enojo, tal vez la tocaste luego de tener una pelea. Ah, y a que alguien va a morir.

— ¿Perdón?

— Oh, también puedo oler cuando una muerte está próxima. Alguien cercano a ti va a morir en estos días.

— ¡¿Q-qué?! Nonono, ¡¿y me lo dices así?!

— Jisung, tranquilo.

— ¡Puede ser mamá! ¡O Felix, o Hyunjin!

— ¿Hyunjin? ¿Hablas de Hwang Hyunjin?

— N-no quiero que nadie cercano muera, no lo resistiría.

— Espera, Jisung. ¿Conoces a Hyunjin?

— ¿A-ah? Sí, es ese amigo nuevo del que te hablé, ¡no importa! A-alguien va a dejarme y yo no-

— Sung, cállate un segundo.

— Pero Minho-

— No, espera.

— ¿Qué?

— Conozco a Hyunjin, es hijo del segundo al mando en el clan Hwang. Son espíritus del bosque.

— ¿P-perdón? ¿Qué significa eso? ¿Hablas de Hyunjin...?

— ¿Es un chico alto, casi tan guapo como yo, con un lunar bajo el ojo y que lleva un anillo con las iniciales HH grabadas?

— Ese es H-hyunjin...

— Sí, el espiritito. Ellos viven en el bosque y cargan constantemente olor a naturaleza. A veces se me confunden los aromas, puede que tus regalos huelan a Hyunjin y no necesariamente a muerte.

— ¿La naturaleza y la muerte se parecen en olores? Espera, maldita sea, ¿dices que mi amigo es un jodido ente sobrenatural?

— Yo diría que muy natural, más bien. ¿No es un total abraza árboles, protector de animales y del medio ambiente?

— ¡D-dios, sí! Ahora que lo dices, él es vegano y siempre me habla de la naturaleza. Desde que visitó mi casa mi jardín volvió a florecer. E-es como que siempre trae un aura muy...

— Muy viva. ¿Sabes? Respecto a olores, no hay gran diferencia entre la vida y la muerte. Tal vez sólo me confundí, deja de llorar.

— No estaba llorando...

— Ajá. Huelo tu tristeza desde aquí.

— ¿E-en serio?

— ¿Lo ves? Ya, deja de llorar. Nadie va a morir.

— Está bien...

— De acuerdo, Sung, creo que voy a colgarte.

— Okay, y yo voy a tratar de asimilar que mis únicos dos amigos son parte de un mundo supernatural que me enteré que existía hace dos semanas.

— Ja, suerte con eso. Adiós Jisung.

— Adiós, Minho.

— Bienvenido a...

qué onda con lo de jisung lym estoy cagadísima de las patas, le pasa algo y me muero