Los preparativos de año nuevo mantuvieron a Jisung lo suficientemente ocupado para no pensar en Minho. Ayudó a hacer la comida, ordenar la planta baja, lavar lo que quedaba en el cesto de ropa sucia y cualquier otra cosa que se pudiera hacer cerca de su mamá. Minho no sería capaz de nada con ella ahí.
Jisung era un chico de enfrentar las cosas, al menos la mayor parte del tiempo. Bueno, tal vez no siempre, pero si lo acorralaban a mitad de la calle diciendo "pirqui is i li qui huilis ti jising" seguido de esa estúpida sonrisita de burla, él no tendría la cobardía de negar las cosas y continuar caminando. Y no lo hizo, sólo decidió que lo hablarían al llegar a casa porque la calle no le pareció un buen lugar de conversación.
Pero no, no hablaron. Jisung tenía la sensación de que a Minho, francamente, sus sentimientos le daban igual. Sólo veía una oportunidad para ser descarado y la aprovechaba. Así que ninguno mostró indicios de querer comenzar esa conversación; cada vez que Jisung levantaba la vista se topaba con esa sonrisa coqueta que hacía flaquear sus piernas y toda la valentía se drenaba fuera de su cuerpo.
Tuvieron una cena más que nada tranquila y, al momento de ir a dormir, Jisung se apresuró a tirarse en la cama, presionar el interruptor de la luz y buenas noches. Sus ojos estaban bien cerrados cuando sintió el peso de Minho del otro lado de la cama, en toda la noche no dio la vuelta. O eso creyó.
La mañana del treinta y uno Jisung descubrió que estaba hecho bolita a un lado del cuerpo de Minho. Era muy temprano. Aún había restos de escarcha brillando en los bordes de su ventana, y el vaho que salía de sus labios se disipaba al chocar con el aliento cálido de su visita. Hacía frío y Minho se sentía como una estufa, probablemente la temperatura bajó tanto a la madrugada que Jisung no pudo evitar acercarse a la única fuente de calor. Y ahora no quería apartarse.
Evitó despertarlo por su salud emocional. Fue por su desayuno y dejó el de Minho en el microondas, asegurándose de que no hubiera nada demasiado suculento a lo que Minho tuviera que morder para poder comerlo. Jiseo le dio la lista de quehaceres para el día, frunciendo el ceño con duda cuando Jisung se alegró por tener cosas que lo mantuvieran muy ocupado. Él barrió, lavó, trapeó, enceró, pulió y tuvo mucho tiempo a solas con sus pensamientos. Llegó a la conclusión de que hablar sobre lo que sentía no tenía mucho caso; a Minho le daba igual y él podía fingir lo mismo. Después de todo, ¿qué pensaba que podía suceder con alguien que ni siquiera vivía en su mismo plano existencial?
Cuando Minho despertó ya hacía tiempo que el reloj había pasado de las diez. Jisung le indicó dónde estaba su comida, sonriente por haber llegado a una conclusión que lo dejaba satisfecho (o casi), y Minho miró el microondas con expresión vacía. Preguntó si tenía que apretar algún botón, y Jisung le dijo que sí, para calentar su comida. Minho arrugó la nariz.
— Eso puedo hacerlo por mí mismo— dijo, abriendo el microondas y sacando su plato de pancakes. Puso sus manos en torno a la cerámica y comenzó a emitir vapor. Jisung comprendió rápido porqué estaba tan calentito cuando despertó esa mañana.
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DEMON LINE ❍
Fanfiction❝¿Por qué un demonio usaría un teléfono?❞ ❥ fantasía au ❥ esto es algo, pero no sé muy bien qué ❥ no acepto adaptaciones de esta historia :( disculpen AVISO, GENTE este fic sucede en un mundo fantasioso completamente creado por mí...