Y...¿Cómo se siente?

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Había sido lindo volver y ver a mi padre, el hecho de que nos recibiera con un abrazo, exceptuando a Pietro, a este solo le dio un apretón de manos y un asentimiento, y, para mi sorpresa, Spencer correspondió el abrazo, un tanto más familiarizado, incluso parecía más sociable que antes.
El camino de nuevo a Chicago fue totalmente sobre carretera, debía admitir que mi padre le tubo una increíble paciencia a mi hermano menor, el cual no dejó de atormentarlo con cosas como "¿Por qué te vistes así?", "¿Tenias una banda de rock?", "¿Te gusta el rock?", "¿En qué trabajas?", ¿Terminaste la universidad?", "¿Y qué hacías antes?", y la más incómoda de todas "¿Eras amigo de mamá?", pregunta a la cual Adam terminó interfiriendo para sorpresa de todos, y aunque se podría pensar que para bien,  no era el caso, siendo más realistas, su intervención fue un "Claro, cuéntale la historia papá".
Mi padre solo lo terminó viendo por el retrovisor, con aparente molestia, quizá un poco de decepción, pero sin así continuo manejando sin inmutarse, solo respondiéndole un "En casa será más cómodo" y una sonrisa forzada como corona.

A final el viaje de aproximadamente doce horas fue soportable, la mayoría entablando alguna conversación con Spencer, o respondiendo sus preguntas raras, mirando los exteriores, o en mi caso, manteniendo una conversación silenciosa por teléfono con Pietro, y ustedes dirán, ¿Dónde están Wanda y Visión? Según las palabras del platinado "Dice que ellos se las arreglarán...que es su...¿Momento? Una especie de idiotez así", aunque para mi sorpresa, Pietro parecía no no darle la suficiente importancia, o quizá no como esperaba, por lo que al llegar, asignar habitaciones, y darnos un pequeño descanso, decidí abrir la puerta que me separaba del pasillo, y abrir la de él, aún sin si quiera tocar, y en realidad no me topé con nada impactante, solo el, de espaldas a la puerta, sentado sobre la cama

—Uh, la de tu hermano es la del otro lado querida—indicó girándose a mi, recargandose de codos sobre el colchón con una sonrisa seductora

—Lo se—indiqué pasando frente a el, en realidad mis planes eran sentarme a su lado, pero los mismos planes pronto se vieron frustrados por mi contrario, el cual tiró de mi brazo, dejándome  sobre el, aunque pronto interpuse mis manos, dejándolas sobre su pecho, obligándolo a mantener la distancia

—En realidad, tengo una duda—indiqué, a lo que pareció entender con rapidez, soltó mi brazo y relajó su cuerpo de nuevo sobre la cama, colocando las manos detrás de la cabeza y mirando al techo

—Ah, si son matemáticas no esperes mucho de mi, por el contrario, si es física...—

—Pietro, para saber física necesitas saber matemáticas—indiqué recargada de codos a un lado de el

—Yo no hablaba de esa física—indicó con una sonrisa triunfadora, y yo solo entorné los ojos con un falso fastidio

—Y yo no hablaba de esa clase de dudas, ¿Por qué dejaste que Wanda se fuera?—solté de una buena vez, buscando su mirada, que en realidad no encontré

—Porque ahora tengo otra preocupación, o sea tu, a parte, siento que esta bien con Visión—respondió con simplesa, sin mucha dificultad, totalmente tranquilo; debía admitir que el hecho de que dijera que era "Su nueva preocupación" me provocaba lindas sensaciones, pero a su vez me parecía un tanto inquietante, no quería que el también tratara de sobreprotegerme como si no pudiera valerme por mi misma

—Y...siento que debo comenzar a hacer mi vida, quiero decir, es lindo estar con ella, la amo, es mi hermana, pero no voy a detenerme por ella ni iré más lento...—agregó, dejó el silencio por un segundo, y luego sonrió, soltando una pequeña risa, técnicamente suspirada —Prácticamente me es imposible ir más lento—provocó una sonrisa de mi parte, me apoyé de manos contra el colchón, y me tiré con suavidad a el, solo para darle un pequeño pico en los labios

Ocean Eyes »» Pietro Maximoff y TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora