Palabras en el viento

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Pelear con seres con una conciencia era totalmente a pelear con estas cosas, literalmente ni siquiera parecían entender el por qué atacaban, solo se lanzaban queriendo matar, o comer, quizá tenían hambre, daba igual, eso no impidió que atravesara dos con el arma, y lo más seguro es que se imaginaran una escena épica, pero no, al contrario de hecho mientras hacia eso otro dos se me estaban encimando por la espalda, y aunque podía quitarlos abriendo las alas, esa era una ultima opción, por la única razón de que si lo hacía podían tirarse sobre ellas y desgarrarlas.

Por lo que pronto la fuerza bruta de esas cosas me terminó arrojando al polvo, en el trayecto partiendo a los otros dos en el filo del mandoble, y solo me quedó como opción intentar dame la vuelta e intentar quitármelos de encima, pero es que los homúnculos se movían con tanta desesperación que no me dejaban ni cubrirme, incluso pareció que uno estaba tratando de mordisquear mi zapato. 

Para antes de que reaccionara, algo terminó quitándomelos de encima, una hermosa ventisca fresca que ya tenía perfectamente identificada.

—¡Ahora si van a ver quien es quien!—exclamó Bruce de la nada, mientras que yo me reincorporaba

—¿Así de importante soy?—inquirió por otro lado Pietro, de pie a un lado mío, ni siquiera se notaba agitado o aterrado a diferencia de los demás.

Por un momento las cosas parecieron parar, y pude entender que era un buen momento para percatarme de lo que pasaba, y lo pude ver, la capa roja ondeante, como de príncipe de cuento- aunque con el cabello corto pero eso no afectaba nada, Thor se seguía viendo bien.

¿Era normal que gracias a el ahora sintiera más ganas de pelear? Es que transmitía una especie de... aire de batalla, con esos rayos por todo su cuerpo, y esa... enorme hacha, que le habrá pasado a su martillo, quien sabe, pero el hacha no estaba mal.

—¡Tráiganme a Thanos!—exclamó, oh si, ¿Lo sienten? ¿Si? A eso yo lo llamo euforia de batalla

—No creo que se refiera específicamente por ti cariño—indiqué sabiendo perfectamente que el estaba mirando lo mismo que yo

—Pff, yo soy mejor...—no importaba la situación, los celos le ganaban a Pietro donde sea que estuviera—¿Ese es un tronco y un lémur cola anillada?—cuestionó mientras veía a los tres correr

—Bueno, tal vez los lémures son los mejores amigos del hombre también—respondí mientras el dios pegaba un salto, listo para estrellar su arma contra el suelo, matando a la mayoría de esas cosas a su alrededor.

—¿Qué no debías estar con tu hermana?—le recordé a Maximoff

—Desde allá logré ver como casi te comían viva entonces...—y comenzó a estirarse alardeando su rapidez

—Aja, me amas lo se—contesté yo, levantando la espada de aquellos cuerpos, que aparentemente tenían sangre morada porque un líquido de ese color era el que se deslizaba por la hoja

—Los amo—corrigió, y no necesitaba tanto tiempo para entender una vez que tocó mi vientre por sobre el traje con tanta delicadeza y una hermosa sonrisa en el rostro, bien bebé, me sentiré celosa de ti cuando nazcas y te quiera más a ti que a mi—Bien, papi tiene que ir a matar más de esas cosas feas, porque papi es pro y basado, y tu mami es nub y zzz—indicó aparentemente volviendo a la realidad

—Ah, entonces es competencia—indiqué dejando caer los brazos en jarras sobre mis caderas

—Si yo gano va a ser niña—y ni siquiera me dejó responder porque ya estaba corriendo de nuevo, y en efecto solo se veía el viendo azul yendo de allá para acá.

Ocean Eyes »» Pietro Maximoff y TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora