Las sombras de los arboles cumplían con su silenciosa tarea, ocultarnos, aunque, a ciencia cierta, la luz que se filtraba de entre las copas de los mismos nos dejaba un poco al descubierto, pero nada que no pudiéramos evitar, solo alguien que pudiera volar lograría divisarnos desde arriba.
Sin embargo, aun así, mi mente tenia el constante piquetito de que algo malo podría pasar en cualquier momento, y no era como que pudiéramos defendernos, ni si quiera parecíamos ir en una verdadera formación. Las posiciones eran algo así: a la cabeza se encontraba Sunan, que era extraordinariamente rápido a comparación de nosotros, a su par, y un poco atrás, iba Simon con Adam sobre su hombro izquierdo, y a un lado pero un poco más atrás de ambos me encontraba yo, con Spencer tomado de una mano, formando un deforme y quizá no muy útil triangulo.
—Quizá si deberíamos crear una mejor formación—hizo aparición Simon, llamando la atención de los presentes, al menos los que se encontraban consientes.
—No lo creo, mi deber es protegerlos, no que ustedes me protejan a mi—respondió aun sin girarse a vernos, inclusive, se me antojaría decir que aceleró el paso, sin embargo, no nos atrevimos a mencionar alguna palabra, el no lo quería...igual no se quien le había nombrado capitán de nuestro pequeño grupo, porque Spencer no cuenta, y Adam posiblemente siga en estado vegetativo durante un largo rato.
No me quedó mucho más que suponer que así seguiríamos, en una inútil posición que quizá ni si quiera merecía ser llamada posición.
Estuve a punto de cambiar a Spencer a mi mano derecha, esto por que su mano se estaba comenzando a mojar de aparente sudor, y no quería que se soltara de mi en ningún momento, sin embargo, de la nada, un chico salió de entre los arboles, un increíble salto que podía desafiar las leyes de física o lo que sea que siempre dicen en las películas, obligándonos a parar el paso sorprendidos, y casi de inmediato, jalé a mi hermano menor a mis espaldas, quizá más fuerte de lo que debía, quizá ahora ya no tenia un brazo e iba a llorar en silencio, nunca lo sabremos.
—En un equipo se protegen todos...—levantó un poco el sombrero kasa que llevaba, dejando ver de una vez por todas su rostro, o boca mejor dicho, parecía una especie de...samurai urbano, pero no parecía tener intenciones hostiles—Hermanito...—y era una hermosa reunión familiar, en la que pronto empezaron a hablaran en su idioma
—Karera wa karera ga karera no gurupu kara bunri shinaito anata ni iimasendeshita ka?—el primero en hablar fue Sunan, y pronto provocó la mirada confundida de nosotros tres
—Hai, shikashi karera wa mata anata na...sukoshi mondai ga aru to watashi ni iimashita—respondió su contrario, señalando a Simon, o al cuerpo que tenia sobre el hombro
—¿Podrían hablar normal? Ya saben, como si si existiéramos—intervine, a lo cual ambos me vieron
—Na, on'nanoko ga mondaida to omou—habló el castaño, aunque no sabia si me hablaba a mi o a alguien más, literalmente tampoco sabia lo que decía, aunque eso ya era más que notable
—Anata wa sukidesu ka?
—Ie, sukinakoto wa tukusan arimasu, watashi wa kyomigaru to omoimasu
Y entonces, alguien más apareció, una chica, alta y de cabello blanco, vestida casi completamente de negro, a exceptuar por la suela de sus tenis, esas eran blancas, entró por un hueco de múltiples hojas, frenó en el tronco de uno de los arboles y poco después se le lanzó a Sunan por la espalda, quedando en el suelo, sobre el con claras intenciones de darle el puñetazo de su vida.
Y lo hizo.
—Do shimashita ka!?—preguntó el mismo chico, no iba a mentir, esto parecía una especie de caricaturita rara
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Ocean Eyes »» Pietro Maximoff y Tu
Ficção CientíficaQue tan lejos puedes llegar? y que tan rápido puedes ir?