Rollin' In Your Grave

353 21 13
                                    

De los bosques emanaron diversas luces, pequeñas a distancia, de múltiples colores, algunas incluso más claras que otras, pero tal vez igual de poderosas.

Hubo un punto en el que Sunan bajó en picada, con una aparente cara de preocupación, y siendo honesta, yo no quería ser la única en el cielo, por lo que simplemente imité su acto. Al aterrizar, logré verle levantar a una mujer del suelo, de cabellos blancos y piel pálida, con un par de ojos rojos,  vestida totalmente de  blanco, aunque parecía llevar una capa del mismo color, pantalones holgados, y botines extraordinariamente lindos, físicamente no parecía ser una anciana, tal vez y tenia la misma edad que mi papá.

—¿Estas bien?—preguntó el chico levantándola del suelo por el brazo

—Genkidesu, musuko arigato...—se soltó de el, sobando su propio hombro, para luego mirarme a mi, sus cejas pronto se arquearon, dejándola lucir extrañamente enternecida, y entonces sus  ojos se empaparon en el rojos de sus iris, debía admitir que ahora me sentía extrañamente intimidada, era como si un liquido escarlata de repente fuera a desbordar de sus cuencas—La ultima vez que te vi eras tan pequeña...tus alas a penas se limitaban a pequeñas extremidades puntiagudas...mírate ahora...tan grande—y acarició mi cabello con una extraña fraternidad—Lamento la clase de madre que tuviste que tener—

—Si...yo a veces también me lamento—respondí aun extrañada a sus palabras

—El abuelo pidió ayuda, así que vinimos...creo que somos todos—indicó Sunan cambiando rápidamente de tema, causando que la señora dejara mi cabello de una vez

—Supongo  que entonces tu padre aceptó...nunca me consulta nada—se quejó cruzándose de brazos

—Tampoco es como que el valore mucho tu opinión ma—declaró Sunan con una media sonrisa

—¿"Ma"? ¿Es su mamá?—inquirí a la mujer, la cual se volvía a mi con la misma media sonrisa que el chico, aunque esta vez poseía unos ojos, en teoría, normales

—Si, es el menor y el que más trabajo me costó traer al mundo...mi nombre es Minerva, un placer verte de nuevo _____—y bueno, parecía conocerme,  pero realmente no me parecía buen momento para posibles reuniones familiares

—¿Cuál es el plan ma?—intervino el hijo 

—Matar a los del equipo contrario, no es muy difícil de comprender...te veo en cualquiera de los dos lados—dijo mientras recogía una espada del pavimento, no sin antes dirigirnos una ultima cosa—No dejes que lo maten, suele volverse un idiota cuando quiere presumir—e hizo un ultimo guiño, solo para luego dejar que una especie de aura roja envolviera la espada, incluso  que la extendiera un poco más, y pegó un increíble brinco, con el cual, al aterrizar, provocó una especie de choque, que no solo hizo que diversos oficiales terminaran en el suelo, si no que a su vez, creo una especie de magia eléctrica al mismo radio,  que pareció matarlos desde dentro.

Era una de las mujeres más fuertes que eh conocido.

La primera podría ser Wanda.

 —Pero si ella es la que presume...—murmuró Sunan a mi lado, provocando una sonrisa de mi parte—Y bueno, tienes un traje ¿no?—

—No lo cargo a todos lados

—Malamente—metió la mano en uno de sus bolsillos y sacó una especie de gargantilla, cosa que después me entregó—Es unisex, lo llevo en caso de emergencias, póntelo, igual y te aseguro que es mejor que esa basura de los Vengadores—criticó.

De igual manera, tomé el objeto entre mis manos, aunque en realidad  no tenía  una muy buena idea de como se suponía que esa cosa fuera a  desplegar un traje, cosa que el no tardó mucho en entender, por lo que de  nuevo me lo arrebató de las manos, y me lo colocó, deslizó los dedos sobre la misma tela, como queriendo rasguñar, y eso fue suficiente para que, lo que fuera esa cosa, me envolviera en una especie de traje invisible, una especie de cosa que podría parecer un holograma

Ocean Eyes »» Pietro Maximoff y TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora