Mon Chéri

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[Capítulo 8]

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[Capítulo 8]


{Abby}

Agradecí que Dasher entendiera mi silencio en cuestión a mi sonrisa y se concentrara en el trabajo. Escuchó atento lo que le decía y preguntó cuando tenía que hacerlo, por momentos se quedaba pensativo mientras yo hacía las modificaciones que pedía en las imágenes y mi curiosidad por saber qué pasaba hacía que mi lengua picara, pero me contuve. Su delicioso aroma era una tortura y deseé acercarme a su cuello solo para olerlo mejor, sin embargo, también logré contenerme y me comporté como la mejor de las profesionales.

—Bien, revisa estas y me dices si están bien o debo modificar algo —pedí y corrí la laptop para que quedara frente a él.

Miré mi móvil para revisar si había recibido respuesta a un mensaje que envié esa mañana y al no encontrar nada suspiré y lo dejé sobre la mesa en la que trabajábamos.

—¿Puedo tomar un poco de café? —le pregunté y cuando me miró señalé la cafetera en su oficina y asintió.

Fui hasta la mesita y aproveché para estirarme, ya que me sentía con los músculos tensos. Amaba mi carrera, pero odiaba tener que pasar tanto tiempo sentada siendo una chica muy activa. Aunque el sacrificio valía la pena.

—¿Quieres uno? —ofrecí.

Me miró las manos y luego la puerta cerrada, regresó para ver la taza libre y sonrió un tanto burlón.

—No, gracias —respondió y sentí una punzada de ira y dolor.

Me era inaudito que después de años siguiera con lo mismo. Dasher era la persona más resentida y desconfiada que conocí en la vida y me aferraba a esos defectos suyos para odiarlo. No obstante, también lograba comprenderlo y entonces me odiaba a mí por eso.

Me quedé unos minutos ahí parada frente a una ventana, viendo hacia afuera. Di un trago a mi café y rogué para que lo que sentía se apaciguara, no quería seguir actuando con inmadurez y menos con resentimiento como él.

—Todo está bien con estas —avisó con voz ronca y oscura. Regresé a la mesa para continuar con mi trabajo. Lucía más serio que antes y hasta molesto, pero no me importó.

Vi que la luz de mi móvil parpadeaba con la notificación de un mensaje y mi buen humor volvió al pensar de quien se trataba, pero omití verlo porque estaba trabajando y no le daría motivos al idiota a mi lado para que me soltara un sermón.

—¿Puedo preguntarte algo personal? —inquirió Dasher de pronto y lo miré con una sonrisa en el rostro.

—¡Uh! Las preguntas personales conmigo salen costosas, ¿no sé si quieres arriesgarte? —respondí y sonrió también, solo que en él fue un gesto ladeado y mínimo.

Abigail (Orgullo Blanco 5) +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora