Escapada

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[Capítulo 43]

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[Capítulo 43]


Abby

Para cuando llegamos al apartamento de Michael ya me había comido al menos seis donas porque lo cogí suave, incluso con sus bromas sobre mi adicción a tan exquisito postre; sin embargo, la ansiedad se disparó en mí y sobre todo los nervios.

Durante el camino me dediqué a mirar al hombre a mi lado, que a pesar de sus burlas iba concentrado en la carretera, aunque con un gesto de determinación bien marcado en el rostro. El reloj color plata en su muñeca izquierda le aportaba un toque de elegancia a su mano ruda y sin importar la ropa formal que debía usar por trabajo, todo en él gritaba chico malo.

Justo cuando aparcó en su lugar, frente a su apartamento, los nervios hicieron cosas locas en mi vientre, pero incluso así me comporté a mi altura. Como la chica a la que nada le asustaba.

—Gracias. —dije y le tomé la mano luego de que abriera la puerta del coche para mí— ¡Hmm! Veo que no hemos venido solo para charlar —ironicé con diversión cuando me pegó a su pecho y tomó mi cintura.

Sus ojos oscuros me escanearon y sus pestañas espesas acompañaron ese movimiento de una manera muy peligrosa. Sonreí de lado sintiéndome segura de mí misma, sin embargo, por dentro me moriría de emoción y deseo al aspirar su aroma y palpar su calidez.

—Por imbécil dejé que Andrea ganara ese privilegio —soltó refiriéndose a lo de charlar y alcé una ceja con sorpresa— y no estoy dispuesto a que me gane otros.

La sorpresa no me dejó analizar bien las cosas, aunque sí me di cuenta que Michael sabía de mi conversación con Andrea esa madrugada.

—¿Desde cuándo esto se volvió una competencia? —pregunté en tono neutro.

—Nunca lo ha sido, me refiero a ganar de merecer, Abby, no de competir —aclaró seguro y llevó una mano a mi nuca para luego presionar su frente en la mía—. Me he sentido como una mierda por lo que pasó, por haber actuado tan imbécil cuando me necesitabas —la sinceridad que embargó su tono me estremeció.

De verdad se sentía mal por eso y yo me sentí mal porque estuviera castigándose así.

—No estoy molesta contigo por eso, Micky, son cosas que pasan y por lo mismo fui clara, para que nada vuelva a repetirse —Negó y cerró los ojos y eso me estremeció—. Llévame adentro y hablemos como se debe —pedí y lo escuché suspirar.

Tras eso depositó un beso en mi frente que me estremeció y segundos después buscó mi boca para dar en mis labios otro beso, aunque ese fue tan suave que sentí como si hubiese rozado una pluma en ellos, una sensación que me hizo tragar con dificultad. Y antes de montar un show que obligaría a los vecinos a llamar a la policía para acusarnos de exhibicionismo, Michael tuvo la cordura de tomarme de la mano luego de coger la caja de donas y caminamos así hacia su apartamento.

Abigail (Orgullo Blanco 5) +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora