Je sais

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[Capítulo 49]

Abby

Cuando el deseo de ir a Delirium me atacó para reencontrarme de nuevo a mí misma con Michael de mi mano, nunca imaginé que el destino me tenía preparado semejante regalo y como la buena chica que era lo disfrutaría, agradecida con esa oportunidad de tener junto a mí a los hombres que amaba, incluso así ellos tomaran la misión como excusa.

Así que ignorando al tipo que se quedó absorto con mis acciones, para que captara que lo que iba a suceder no era solo por él, me volteé para ver a mis hombres; quienes me observaban con intensidad y me encaminé hacia ellos con regocijo hasta pararme en el medio de ambos en una pose que dejó una de mis piernas expuestas. Mi corazón estaba acelerado y a duras penas logré controlar la respiración, ya que todavía me parecía increíble tenerlos ahí, sentados y viéndome al rostro, con los ojos oscuros, cargados de deseo.

—¿Listos para jugar ambos en mi liga? —les pregunté y con delicadeza los tomé de la barbilla utilizando solo mis dedos índices para ello.

Michael me miró con una sonrisa curiosa, leyéndome. A Andrea en cambio se le oscureció más la mirada, pues era la primera vez que estábamos en esa situación a pesar de haber compartido ya ese tipo de actos. Sin embargo, él sabía lo diferente que sería en ese momento.

—¿Estás lista, tú? —dijo Michael y mordió la yema de mi dedo con suavidad cuando la pasé por su labios.

Una sonrisa ladina por mi parte fue la respuesta a esa pregunta.

—Ya que quieres tener el control, tienes que meterte de lleno, Abigail. Porque a nuestro objetivo le encanta ver cuando la mujer lleva las riendas —aconsejó Andrea con la voz ronca, fingiendo que seguía al pie de la letra la misión y me incliné hasta que nuestras miradas se alinearon y me mordí el labio al contemplar sus labios.

—¿Y qué crees que estoy haciendo, mon chéri? —susurré y sonrió lamiéndose los labios en el proceso.

Estaba reaccionando a mí tal cual lo recordaba y a pesar de hacer acopio de todo mi control, mi corazón estuvo a punto de detenerse al ser consciente de eso. Pero me recompuse y bajé las manos hasta posarlas en sus piernas con el pedido implícito de que se corrieran para acomodarme entre ellos. Ambos lo hicieron sin rechistar y sentí sus miradas en mí cuando tras sentarme en el medio, miré a Delilah y le sonreí con maldad.

—Aprecia bien las delicias que ofrece Delirium —le dije a la mujer, pronunciando cada palabra con cuidado para que nuestro otro espectador leyera mis labios.

Delilah solo pudo asentir y tragó con dificultad, siguiendo con su mirada cuando alcé ambas manos y tomé a Michael y a Andrea de los costados de sus cuellos.

—¿Así de cabrona te gusto? —susurré a Michael cuando lo miré, hablándole con voz inocente y su respuesta fue sonreír entre divertido y excitado.

Abigail (Orgullo Blanco 5) +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora