Abigail (Orgullo Blanco 5) +21

Abigail White

[Capítulo 30]

{Abby}

Varias personas de La Orden del Silencio iban y venían a la habitación en la que nos encontrábamos, un apartamento donde se llevaban a cabo los planes de las misiones improvisadas que hacían. Todos nos encontrábamos alrededor de una mesa redonda donde varios mapas fueron ubicados, y Sadashi nos mostraba desde una laptop los puntos posibles a los cuales podíamos acceder para llegar a la bodega donde tenían a Andrea.

—Según la manera en la que lo han ido moviendo, suponemos que el objetivo que tienen es llevarlo a New York. Lo han sacado por el túnel trece de Chesapeake y se han ido deteniendo en varios almacenes de la zona al entrar a Kiptopeke, Townsend, Cheapside y Capeville —dijo mi hermano señalando cada punto en el mapa.

—El último lugar que nos marca el satélite es Farview, a donde debemos llegar antes de que vuelvan a moverse —intervino Sadashi.

—Estamos a una hora y la manera más rápida de llegar será en motocicletas para evitar el tráfico. Tomaremos rutas distintas y nos reuniremos en Capeville, allí ya están instalados varios de nuestros hermanos esperando por nosotros, con las municiones necesarias para lo que vamos a desatar —Aiden continuó hablando, dando sus indicaciones y órdenes, refiriéndose a los integrantes de La Orden como sus hermanos.

Ya antes había escuchado a Sadashi llamarlos así también, así que imaginaba que más que una organización que luchaba contra el crimen organizado, eran una hermandad. Comencé a morderme el labio, puesto que no pasé por alto lo que Aiden señaló: íbamos a desatar algo grande y me incluía, ya que sería parte activa y no me quedaría detrás de bambalinas solo viendo cómo los demás luchaban para recuperar a mi novio.

De pronto sentí una mirada intensa, alcé la vista y me encontré con Michael, quien estaba al otro extremo de la mesa. Me observaba serio e intenso, me estudiaba pero a la vez era como si quisiera estar a mi lado para tomarme de la mano, teniendo que contenerse porque no era momento para esas cosas.

No era momento para ser una damisela deseando que su príncipe la consolara.

—Abby, tú irás con Anderson, pero seguirán nuestra ruta con Sadashi y... —Se miró el reloj inteligente y alcancé a ver que se trataba de una llamada de tío Dylan — Dime —dijo y su rostro se endureció al escuchar por el auricular en su oreja lo que sea que tío le estaba diciendo. Segundos después solo negó y bufó con una risa irónica—. Hora de irnos, señores, antes de que se caguen en mis planes y ya saben, seguirán solo mis órdenes, esta vez los Grigori no tienen nada que ver y quien me falle en esta misión, mejor ruegue por morir, ya que el castigo no les gustará —advirtió e hizo movimientos giratorios con su cuello.