Crétin

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[Capítulo 37]

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[Capítulo 37]


Abby

Por supuesto que Michael quiso llevarme hasta la entrada de casa luego de que recuperamos un poco el aliento, pero me negué rotundamente. De hecho, hasta bromeé con él diciéndole que al paso que iba, querría cargarme de la mano por todos lados.

Cabe recalcar que solo yo me reí de la broma, puesto que él se quedó mirándome con seriedad. Sin embargo, encantado correspondió a mi beso cuando me despedí de una buena vez de él. En ese momento sin profundizar, ya que habíamos tenido mucha suerte de que nadie nos viera como para seguir arriesgándose.

Salí del coche sola y caminé apresurada hacia el interior de casa rogando para que mis padres durmieran tranquilos, sin estar esperándome, conscientes de que había gente cuidando de mí mientras me encontraba fuera. Y tal vez el peligro todavía persistía, pero nosotros tomamos otras medidas para no dejar de vivir nuestra vida como queríamos.

Agradecida llegué a mi habitación sin ningún percance y me fui directo a la ducha para lavar los estragos de mi noche con Michael. Aunque con el agua jamás se irían los recuerdos y mientras echaba jabón en mi cuerpo, cerré los ojos y reviví todo. Desde cuando llegué a su apartamento hasta el polvo rápido y deliciosamente incómodo en el coche.

Reviví todo a tal punto que terminé con la frente pegada a los azulejos de la ducha y sonriendo como una boba. Casi serían las tres de la madrugada cuando me metí entre las sábanas de mi cama, vestida solo con una braguita. Activé mi móvil, puesto que lo dejé en el olvido desde la tarde y encontré dos mensajes. Uno era de Andrea y el otro de Michael.

Me estremecí al leer ambos.

Mi corazón y respiración se aceleraron como lo hacían luego de un orgasmo, pero en ese momento nada tenía que ver con el placer, al contrario, me abrumé de una manera que no creía posible y me asusté a tal punto que sentí ganas de llorar.

No quería dañar a Andrea, pero tampoco a Michael, ya que independientemente de lo que hicimos por primera vez, lo que ambos sentíamos no era nuevo y lo que tenía con mi francés no mermaba a pesar de eso. ¡Joder! Podía parecer estúpido, pero contrario a lo que se creía cuando estabas con una persona y te atraía otra, a mí me sucedía que uno intensificaba lo que sentía por el otro y viceversa.

—¿En qué mierda acabas de meterte, Abby? —me regañé y di vueltas en la cama tantas veces como lo hicieron mis pensamientos en mi cabeza.

Y no supe ni en qué momento logré dormirme, pero sí estaba segura de que no fue mucho tiempo, ya que cuando abrí los ojos gracias a la luz del sol, mis iris ardieron y los párpados los sentía pesados. Me levanté al ver en mi reloj que ya eran las nueve de la mañana y me duché para espabilarme y luego prepararme para lo que quedaba de mi jornada, puesto que perdí mucho por dormir tan tarde. Tenía trabajo que hacer, aparte de reunirme con mis padres para ver si había alguna novedad. Aunque cada vez que pensaba en encontrarme con Andrea como siempre, menos ganas de salir de mi habitación me daban.

Abigail (Orgullo Blanco 5) +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora