Surprise, mon cœur

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[Capítulo 13]


{Abby}

Sabía a alcohol, pero no estaba borracha, imagino que solo ingirió la cantidad suficiente para coger valor y olvidar por un momento la manera en la que sus padres la educaron. Aunque su manera de besarme iba más allá de la curiosidad y la inocencia. Al principio no pude corresponderle, ya que me cogió por sorpresa y solo fui capaz de tomarla de las muñecas, acción que Bárbara captó como rechazo y se separó de mí, avergonzada y asustada.

—¡Dios! Sé que eso fue inapropiado —dijo con voz lastimera, cargada de culpa.

El remordimiento se apoderó de sus facciones y la frustración la bañó por completo. Esa chica cargaba un tormento terrible en su interior por la manera en la que la oprimían y me compadecí de su situación porque no era feliz por más que sonriera, ya que le enseñaron solo a hacer feliz a los demás, pero jamás a ella misma.

—¿Querías hacerlo? —pregunté y la cogí con suavidad del cuello antes de que se separara de mí aplacada por la vergüenza.

—Tengo novio, Abby —lloró y fui capaz de sentir la agonía implícita en sus palabras.

—Y lo tengo muy claro, pero no te pregunté eso —zanjé. Su ceño se frunció con el sufrimiento interior y entendí que no era capaz de responderme con la verdad—. Me tomaste por sorpresa, Barbie —dije tratando de calmarla y sentí que comenzó a temblar—. Has logrado algo que muy pocos consiguen de mí, sin embargo, tengo ganas de más —admití sin importarme que me escucharan.

Dasher podía salir en el momento que quisiera y detenerme, pero si no lo hacía tampoco le mentiría a Bárbara porque estaba dispuesta a confesarle que él estaba ahí, viendo y siendo partícipe de su agonía.

—¿Quieres que vuelva a mostrarte todo lo que me gusta que me hagan? —pregunté en un susurro para que solo ella me escuchara porque no la iba a exponer de esa manera.

Dasher era libre de pensar de mí lo que quisiera, total, ya lo hacía y aprendí a lidiar con eso. Un día me prometí a mí misma que solo me importaría lo que mis padres y hermanos opinaran, mas eso no significaba que dejaría de vivir mi vida tal cual yo era feliz porque entendí que lo único y más importante era sentirme plena conmigo misma y no tratar de complacer a los demás, puesto que al final del día siempre habría alguien criticándome o tratando de opacarme solo porque era capaz de hacer sin vergüenza, lo que ellos hacen a escondidas.

Barbie en cambio fue reprimida desde que nació, algo que con claridad demostró no estar feliz y por eso estaba en mi apartamento. Así que decidí ayudarle en su decisión y con delicadeza tiré de su barbilla hasta tenerla a centímetros de mí.

—Pero esta vez sin ropa de por medio. —aclaré y tragó con dificultad— ¿O prefieres que te enseñe cómo beso en realidad?

—Eso fue inapropiado —aseguró de nuevo y sentí que no era algo que creyera sino un mantra que se repetía o le repitieron.

Abigail (Orgullo Blanco 5) +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora