CAP 5

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No tuve que buscar mucho, Thomas se encontraba en la torre del puente de piedra. Estaba más que claro que a la hora de la cena había cambiado de escondite, pero también estaba claro que se había quedado aquí porque quería que lo encontrara. También estaba en la necesidad de hablar conmigo.

Me acerqué lentamente con el frío empezando a calar mis huesos. ¿Hace cuánto que llevaba aquí esperando? Thomas ni siquiera se movió; estaba apoyado en el barandal con la vista fija en el horizonte y varios cabellos rizados sacudiéndose al compás del viento. Parecía una obra de arte. Y aún no entendía cuándo empezó a cambiar tanto. ¿Cuándo empezó a verse así de bien?

—Hola, Thom —lo saludé con timidez cuando me apoyé junto a él en el barandal. Volví a mirarlo, pero él solo bajó la vista a sus manos.

—Hola —respondió con la voz ronca.

—Necesitamos hablar —dije con un hilo de voz. Thomas suspiró y asintió—. Yo... de verdad lo siento mucho, por no contarte ciertas cosas. Creí que no lo entenderías y...

Thomas se giró hacia mí; sus ojos habían adoptado un color intenso y ahora podía notar que su rostro estaba pálido por el frío; parecía mucho más mayor que yo.

—Escucha, no tienes que disculparte. Yo quería hablar primero.

—Pero... —él negó con la cabeza y continuó hablando.

—Escúchame primero, por favor —cerré la boca y asentí—. No debes disculparte por nada, no hiciste nada malo. Me molesté porque soy un tonto. Pero quiero que entiendas que... solo quiero que te encuentres bien y no me gustaría que nadie te lastime. Me preocupo por ti, más de lo que debería, yo creo. Quizá por eso actúo a veces así de insoportable.

Bajé la cabeza y sonreí disimuladamente; Thomas dejó escapar otro suspiro, y el aire caliente dentro de él salió en una ola de humo por el frío.

—La cosa es que entiendo si hay cosas que prefieres no decirme, ni siquiera deberías darme explicaciones de por qué no lo haces. Tienes tu privacidad, y yo debo respetar eso. Pero... bueno, quiero preguntarte algo.

—¿Qué cosa?

—¿Estás saliendo con Malfoy?

Supongo que el rostro se me descompuso por la sorpresa; Thomas aguardaba en silencio.

—No, Thomas, aaahg no. ¿Cómo se te ocurrió eso? —sentí que la cara empezó a arderme de los nervios; él sonrió y se acercó más a mí.

—Tenía que asegurarme, no es normal verlos... juntos.

—Malfoy y yo jamás podríamos estar... juntos —repetí aquella palabra como si fuera tan ajena a mí—. Qué horrible —tartamudeé, al igual que si me costara mucho admitirlo.

—¿Entonces me perdonas?

—Eso sí tú me perdonas a mí. También siento no habértelo dicho. Si tú hubieras salido con Pansy Parkinson, me habría gustado saberlo de ti. No es algo muy común de escuchar, eso lo admito.

Thomas me miró con horror y frunció el ceño; yo quería soltar una carcajada, pero me contuve; se suponía que tratábamos algo serio.

—¿Acaso me odias? ¿En serio con esa... loca? No soy un suicida para pensar en alguien como ella, créeme.

—Bueno, solo era un ejemplo.

—Mmmh, vaya ejemplo —bromeó—. Entonces, ¿estamos bien?

—Claro que sí. No es nada fácil estar en este tipo de situación, ¿sabes?

Thomas se despegó del barandal y me jaló con suavidad del brazo para poder abrazarme. Yo sonreí y lo envolví en mis brazos mientras escondía la cara en su pecho; era algo reconfortante.


Perdida en tu MiradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora