No estaba teniendo uno de los mejores momentos. A la mañana siguiente de mi conversación con Camille, me levanté abatida. Me sentía cansada porque casi no pude pegar el ojo anoche, daba vueltas por la cama pensando en lo que había sucedido. De todas formas, lo más difícil ya estaba resuelto y ahora todo era cuestión de tiempo para que en Hogwarts se enteraran de mi relación con Draco.
Antes de salir de la sala común, Camille me dio un apretón en la mano en señal de apoyo. Estaba claro que Thomas no desayunaría con nosotras.
—Él debe entenderlo, Gall —dijo Camille.
—No lo culparía si no —susurré.
Bajamos hasta el primer piso sin decir una sola palabra. No tenía muchas ganas de hablar. A mi alrededor, todo se veía tan fuera de lugar, hasta el punto de no sentirme encajada entre tantos ánimos de los alumnos. Estaba celosa de su total alegría sin complicaciones.
El desayuno me resultó poco satisfactorio. Comí solo porque Camille me obligó, y aún no había rastro de Thomas... o Draco. ¿Por qué no estaba aquí? No creo que se haya arrepentido y ahora prefiera esconderse de mí para evitar que todos sepan nuestro pequeño secreto.
Antes de llegar a nuestra primera hora de clase, Camille me tomó del brazo sin dejar de caminar pero aminoró la marcha. Yo la miré, y ella me señaló con la quijada al frente. Draco estaba cerca, caminaba en nuestra dirección pensativo. Supuse que iba a Historia de la Magia al igual que nosotras. Al percatarse de nuestra presencia, se detuvo en seco sin saber qué hacer. En cuanto le sonreí, él entendió que no estaba molesta, y ahora ya no teníamos por qué fingir. De inmediato, continuó con su marcha a zancadas. Apenas estuvo frente a mí, me atrajo para abrazarme, lanzó un suspiro de alivio.
—No sabía si aún querrías seguir conmigo —me dijo. Yo fruncí el ceño con la cabeza apoyada en su hombro, sin poder ver mi desconcierto.
—¿Por qué creíste eso?
Antes de que pudiera responderme, escuché varios cuchicheos a nuestro alrededor, algunos comentarios sorprendidos, exclamaciones y una que otra maldición. Estaba claro que habíamos atraído la atención de los presentes.
—Por esto —murmuró en mi oído—, creo que ya lo saben —espetó en tono de broma. Me separé un poco de él y reí, logrando romper el momento tenso.
—No me habia dado cuenta —miré de reojo la ola de miradas que nos rodeaban, algunos intentaban ser discretos sin mucho éxito.
—¿Cómo estás? —me preguntó con notoria preocupación.
—Me siento mal... por Thomas. No quise que se enterara de esa forma, ahora no quiere ni verme.
—Sabes que Williams no es mi persona favorita —soltó una risita con una mueca de desagrado—, pero... es tu amigo, solo dale tiempo.
—Es que no es el caso...
—Lo sé, Gall, pero tarde o temprano se recuperará... no me gusta verte triste.
—Es inevitable, Thomas es mi mejor amigo y no se merecía esto.
Draco no respondió, se limitó a asentir con una sonrisa triste, me dio un beso en la cabeza y se separó para ver a Camille, que fingía no prestarnos atención.
—Tenemos que entrar a clases, más tarde seguiremos con este tema —dijo él, volviendo a colgarse la maleta al hombro.
Antes de ingresar al aula, la profesora McGonagall me llamó. Draco y Camille se giraron con curiosidad.
—Grant, necesito hablar contigo un momento —miró a los dos mandándoles un mensaje de que era un llamado solo para mí—. Acompáñame, por favor.
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Perdida en tu Mirada
FanfictionAmbientada en la historia de Harry Potter, esta novela se desarrolla desde el libro 4, "El Cáliz de Fuego", hasta el libro 7, "Las Reliquias de la Muerte". El mundo de Gallery Grant se centra en su familia y amigos, la mayoría de los cuales son de G...