CAP 20

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Draco notó que algo me estaba rondando la cabeza; varias veces me lo preguntaba, pero lo dejaba pasar con la intención de no ser molesto. A Camille no se lo pude ocultar; ella había confesado que lo sabía, Thomas nunca se lo contó, pero se dio cuenta. "No es culpa de nadie", me decía para que no me sintiera culpable. A veces funcionaba, y otras simplemente me bloqueaba imaginando el daño que le había causado a Thomas.

El viernes por la noche, mientras caminábamos muy sigilosas por los pasillos para llegar a la reunión, Camille me hablaba de la última carta que recibió de Egil; estaba un poco deprimida.

—¿Pero qué fue exactamente lo que te dijo? —pregunté.

—Dijo que quizá vendría a Londres.

—¡Eso es una buena noticia! —vociferé dando un saltito. Camille me agarró del brazo y me chito.

—Claro que no —su voz sonó carrasposa; ahora yo estaba confundida—. Me dijo, y cito: "Es posible que vaya a Londres en esta Navidad, pero no podré visitarte; mi viaje es plenamente académico".

—¿Académico? —repetí— ¿Va a venir por una situación del colegio o qué?

—No lo sé, Gall. Es lo único que dijo, pero... no importa, de todos modos no me quedaré en Londres; sabes cómo son mis padres, siempre deciden salir de viaje, así que no debería ser algo que me moleste.

—¿Estás segura de que eso decía la carta?

—Claro que sí, la leí tres veces —la miré de reojo y entrelacé mi brazo con el suyo para que no caminara tan rápido; aún teníamos tiempo y debía hablar con ella sobre esto.

—¿Pero te encuentras bien? No me escondas nada, Camille.

—Sabes la respuesta, Gall —yo suspiré y asentí.

—No tienes de qué preocuparte, no tendría ningún motivo para mentirte.

—Es que no lo sé, ya casi no recibo sus cartas, y yo soy quien más le escribe. ¿Qué podría imaginar con eso? —ella sonaba abatida.

—Sé que no es de mucho consuelo, pero deberías decirle cómo te sientes. Debes entender que Egil está a punto de acabar el colegio —Camille no respondió—. Camille, él te quiere, lo que tuvieron ustedes no fue cualquier cosa, de eso estoy segura. No te desesperes.

—¿Y qué tal que decide romper conmigo? No nos hemos visto en casi un año, y sería normal que quiera empezar una nueva vida. A mí aún me faltan dos años para salir del colegio; seguro no quiere estar con una niña.

Me detuve de un salto y la giré para que me viera a los ojos; mi tono de voz cambió a uno severo.

—No digas que eres una niña, Cam. Tú sabes perfectamente que, entre la mayoría de los que están aquí, y me incluyo en eso, tú eres la chica más madura —Camille se sonrojó por mis palabras—. Egil te quiere, es difícil que se encuentren tan lejos, pero no tiene por qué acabar.

—¿Y qué tal si todo se termina?

—Bueno... en ese caso, yo estaré a tu lado todo el tiempo, y te prometo que si Egil llega a lastimarte, no me va a importar fugarme del colegio para ir a buscarlo y partirle la cara y otras cosas a las que no les llega la luz, lo digo enserio.

Camille soltó una carcajada.

—Estás completamente loca.

—Ven acá —le di un fuerte abrazo; ella seguía riendo, y de la nada empezamos a dar vueltas como dos bailarinas a modo de juego; al menos eso alegró a Camille y evitó que siguiera pensando lo peor de su situación con Egil.

Perdida en tu MiradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora