CAP 24

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—¡Gallery! —me giré y busqué de dónde provenía la voz que me llamaba. Thomas y Camille también voltearon. Varios estudiantes se movían en los pasillos intentando dirigirse a sus salas comunes, al comedor o a otro lado del castillo. Al fondo de todo el caos se encontraba Draco sonriendo. Crabbe y Goyle lo acompañaban. Parecía no importarle llamar la atención de los demás porque quería la mía.

Sonreí de oreja a oreja con el corazón palpitando a mil. Las manos volvieron a sudarme sintiendo que era la primera vez que lo veía. Estaba tan guapo, empezaba a entender cómo mejoraba su aspecto cada día. Empezamos a acercarnos con más y más rapidez, esquivando a quien se atravesaba en el camino. Caí en sus brazos y lo envolví con mucha fuerza. Él rió.

—Parece que no me extrañaste —despegué el rostro de su pecho para mirarlo con el ceño fruncido. Él me dio un beso fugaz.

—Fue como una eternidad —admití. Asintió y volvió a pegar sus labios ahora en mi frente.

—Sí, ¿quién lo creería?

Me hundí de hombros, ahora separándome. Desvié la mirada lentamente tras su hombro. Crabbe y Goyle nos observaban con cara de pocos amigos, molestos sin duda por el repentino cariño que Draco tenía hacia mí.

—Si no tienes nada que hacer, me gustaría que me acompañaras al... lugar donde bailamos - susurró lo último inclinándose junto a mi oído —quiero indicarte algo.

—¿Ahora? —negó con la cabeza y trató de no reír.

—Por la tarde, después del almuerzo —aclaró.

—¿Es alguna sorpresa?

Draco fingió una mueca de concentración.

—Algo así, pero tambien necesito hablar de algo importante.

—¿Son malas noticias? —la sonrisa se esfumó de mis labios.

Un escalofrío recorrió todos los huesos de mi espalda. Draco tomó mi mano enguantada, bajó la vista hacia estos y sonrió feliz. Con el pulgar me acarició el dorso de la mano como si se sintiera maravillado por estar usando su obsequio. Si supiera que bajo este también se encontraba su pulsera.

—Nada de eso, pero hay ciertas cosas que quiero contarte y... —miró tras su hombro donde sus dos amigos aún lo estaban esperando. A estos se les unió Pansy, seguro se estaba retorciendo y maldiciendo en su cabeza. —No quiero hacerlo con tanta gente alrededor, necesito al menos un segundo de paz. Desde Navidad no me han dejado tranquilo.

Lo miré comprensiva. Podía notar su molestia y es que con tanta gente encima no sería tan fácil que él pudiera librarse o ignorar tantos ojos y comentarios.

—Entonces nos vemos por la tarde.

Dejé a Thomas y Camille en el gran comedor mientras charlaban con Neville, Seamus y Ginny. Les dije que los vería más tarde. No preguntaron nada porque sabían que me encontraría con Draco. Thomas intentó mostrarse tranquilo, pero sus ojos delataban un ápice de frustración.

Corrí con prisa por los pasillos hasta llegar a las gradas. Esperé a que estas se movieran de lugar sin mucha calma. Parecía que todo sucedía tan lento que me desesperaba. Esta vez, deseaba que Filch y la señora Norris no irrumpieran en el lugar. Si nos atrapaban ahora, sabrían que fuimos nosotros quienes perturbábamos el salón. Con Umbridge de por medio, el castigo que recibiríamos sería mucho más severo que los que ponía Snape.

Con mi varita elevada y un silencio abrumador, giré por la esquina con cautela. Di un salto hacia atrás cuando la figura de Draco se proyectó frente a mí. Estaba esperando afuera de la sala con una de las puertas abiertas.

Perdida en tu MiradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora