Nueva aventura

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Costó llegar al lugar, sabía que su amigo tenia protecciones muy fuertes en su casa, así que aparecerse no era una opción. Theo se ofreció a llevarlo mientras ella y Pansy iban en la moto, el desafío más grande fue no llamar la atención dentro del barrio, un grupo de jóvenes en una exuberante moto y un auto de lujo no era algo que prácticamente no llamaría la atención pero en definitivamente iba a ser una de las cosas más locas que habrían hecho ese peculiar grupo.

_Entren, yo tengo la llave. No quiero dejarlo solo. Pero tengo que volver a casa, había quedado en volver temprano así los llevaba a comer y mostrarles el local a mis padres.

_No te preocupes yo me quedaré, en mi bolso tengo para preparar algo para la resaca así que estará como nuevo en un par de horas. Ve tranquila- Bajo la atenta mirada de todo el resto solo pudo ruborizarse un poco- No lo mataré si es lo que están pensando, creí que ya me conocían.

_Es que si te conocemos, no dudo que no lo mates pero no sé cómo reaccionará cuando te vea.

_No es tan malo, Pansy si me haces el favor. Prometo que en cuanto me desocupe con lo que hago vendré y luego llevare a mis padres a comer, pero tengo que ver unos registros y sobre todo que se me pase todo el dolor de cabeza que tengo en este momento.

_Nunca me imaginé que alguien como tu podría beber tanto, aunque admiro la tolerancia que tienes- Blaise se reía a carcajadas mientras se ligaba un golpe por parte de Luna cuando escucho quejarse al muchacho que estaba prácticamente inconsciente sobre uno de los sofá de la sala.

_ Me lo merecía, lo sé, vamos dejemos a Pansy con Potter, te acompañamos hasta tu casa para que no te mates en el camino y de ahí nos iremos. No me mires así Granger, con esa ropa y esa moto solo espero que nadie intente llevarte o que te pierdas en el camino. El morocho con el que te perdiste un buen rato no me parece de fiar- Las risas volvieron y otro golpe por parte de Luna lo hizo silenciar.

_Deja de molestar a mi amiga idiota.

_Bien Lunita, el beber te pone violenta linda- Tras la mirada de Theo solo se atajó con las manos y decidieron a salir de la casa para seguir a la castaña que iba en su moto.

Agradeciendo que no había prácticamente nadie en la calle solo paro en la entrada del garaje de la moto saludando con un toque de bocina a sus amigos que imitaron el gesto y siguieron su camino. Se bajó de la misma mientras se sacaba el casco y sacudía levemente sus risos para colocarse unos lentes de sol y así no solo evitar quedar ciega sino que sus padres puedan ver sus ojos y notar cuanto había bebido la noche anterior.

Gruño levemente mientras lograba colocarse correctamente sus lentes para poder dirigirse hacia la puerta y aparentar la mayor normalidad posible, todo eso sin notar las cuatro personas que la veían desde la puerta, asombro era lo que notaban dos de ellas una divertida y otra completamente furiosa.

El susto que se llevó al escuchar los gritos de su padre no fue solo ella la que salto pero si la única que casi trastabilla.

_ ¿Pero qué demonios te pasa?

_Como primero te agradecería que no gritaras, me duele la cabeza. Segundo no hice nada avise que venía hoy y tus palabras fueron "Trata de venir antes del mediodía"- La mala imitación de su padre provoco la risita de su madre que realmente disfrutaba ver a su hija como una joven normal después de todo lo que tuvo que vivir- Tercero.... Mmmmm, no se da igual. Quiero ducharme y dormir un poco si no te molesta.

_Bien señorita "huelo" a alcohol, le informo que si tus ojos no ven correctamente tienes dos personas que te están esperando- La castaña solo giro su cabeza donde señalaba su padre y su expresión de sorpresa no tardó en aparecer al ver no solo a la directora de la escuela sino al mismo ministro en la puerta de su casa, y ella con esas fachas- Como otro punto.... ¿Quién se supone que es el moreno ese que grito del auto que agradecía la noche que pasaron? Tendré que matarlo si es que vuelvo a verlo- La risa de la castaña no tardó en aparecer desconcentrando completamente a su padre, tuvo que sostenerse de una de las paredes gracias a la risa que no dejaba que se mantuviera en pie.

Los nuevos maestrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora