Los nuevos Malfoy

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Nadie podía con la felicidad que mostraban los novios, hasta era contagioso, esas sonrisas y el brillo que sus ojos mostraban eran suficientes para que todos a su alrededor estés más que felices.

Pocos se habían dado cuenta de su escapada y pese a los frustrados intentos de Minerva, por distraer al padre de la novia, éste pudo darse cuenta que se trataba. El rojo en el rostro del padre se intensifico en el momento que los vio ingresar de la mano, riendo y completamente relajados; las carcajadas de Bathy lo hicieron voltear para ver como su esposa también fracasaba en el intento de ocultar su risa. La pareja se acercó a ellos sin percatarse de las miradas traviesas que el resto les daba y como la vena de la frente de Bobby estaba a punto de estallar.


_Buenas- Hermione se iba a acercar a su padre pero retrocedió cuando vio su cara- ¿Qué te pasa?- Las carcajadas del resto la hicieron alzar una ceja.

_ Se puede saber.... ¿Dónde estabas?- Fulmino con la mirada al rubio que rápidamente puso cara de pánico.

_En el baño, Draco me acompaño y nos quedamos en uno de los pasillos donde una de las ventanas da al lago. Muy bonito, se ve la luna muy linda- Se cruzaba de brazos y ya creía saber por dónde iban los reclamos y risas- Te recuerdo que estoy casada y sobre todo que ya tengo un hijo; como para que te andes preocupando por algunas cosas.


El silencio incomodo tras esas palabras provocó que su padre frunciera los labios, y en parte de culpa tras ser tan celoso. Si, ya sabía que su pequeña ya había crecido, no por nada estaba en ese salón enorme rodeado de personas celebrando el casamiento de su única hija. Pero sus celos de papá lo podían; el recuerdo de aquel nieto que nunca llego a conocer también le estrujaba el corazón.

Nadie se animó a decir más nada, la naturalidad con la que esos dos jóvenes hablaban de su hijo; aquel que no llegaron a conocer, el mismo que les habían arrebatado era conmovedor. Tanto Narcissa como Jean miraban a sus hijos con orgullo tras las muestras de valentía y fortaleza que manifestaban, sabían que seguían rotos por dentro y lo difícil que eso sería de superar, pero con la frente en alto ellos lo decían con orgullo, tenían un hijo, su hijo, ese que no podían sostener o arropar pero que no quitaba que sea de ellos.

Con disimulo Narcissa limpio su mejilla para que los jóvenes no se dieran cuenta, pero si fue el caso del resto de los adultos que la acompañaban y le asentían con una sonrisa, ellos también sufrían, pero el dolor de esos jóvenes padres les daba un aliento más para poder seguir.


El silencio fue roto por un grito de alegría de un bebé, más específicamente de la ahijada de la castaña que corría hacia ella con los brazos estirados y que su madrina correspondía para luego aferrarla a su cuerpo y darle una vuelta, esa sonrisa infantil, siempre tan contagiosa era una de las muestras más inocentes y puras que existían.

_Dina.... Dinaaa....Teyyy- La castaña giro a ver a su ahijado que corría con el cabello azul y una servilleta atada en la cabeza, sus manos a los lados y gruñendo como si fuera un monstruo que iba a atrapar a la pequeña que se trepaba cada vez más arriba de su madrina.

_Mimiii.... Te vas a caer, el vestido de tu madrina....- Hermione paro la carrera de palabras que salían de Minerva para mirar a su sobrino que paro en seco su carrera y mordió su labio mientras sonreía inocente.


Era una escena muy tierna si no fuera porque segundos después ambos niños gritaron como locos cuando un Blaise desarreglado con un parche en el ojo reía de forma macabra.

El golpe mental que todos se dieron fue seguido de algunas risas ya que ambos pequeños se escondieron detrás de Hermione que desfiguro su rostro hacia el moreno que hizo el mismo gesto inocente que el pequeño, solo que le duro menos ya que su novia lo fue a buscar de la oreja para regañarlo por semejante acto.

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